27 abril 2008

Mi corta existencia

Recuerdo una gran cabezota en mi gran panza, una cabeza manchada.
- Quién se ha robado mi aleta; días pasaron y mi aleta jamás regresó; al cabo de unas semanas me dio varicela, mi cuerpo estaba lleno de bolitas (para aquellos ignorantes se llama mórula) empecé a sufrir transformaciones.
Ese ente molesto que estaba en mi estomago, se estaba retorciendo dentro de mi, me empezó a doler el estomago y soy tan gorda que el decir que me duele el estomago es que me duele todo mi cuerpo.
- Me fui convirtiendo en un manojo de nervios y músculos, y algo dentro de mi comenzó a tener ritmo (nuevamente lectores ignorantes, ese es el corazón)
Y creo que era un virus, porque mi cuerpo empezó a cambiar, me salieron piernas y brazos, sentía un tambor retumbando, a un ritmo muy acelerado.
- Algo me tenía atrapado no me dejaba moverme, yo nadaba y nadaba pero solo me regresaba, era una tripa, esa tripa era mi cárcel (nuevamente estúpidos lectores, este es el cordón umbilical)
De repente una tripa enorme me mantenía sostenida, no estaba muriendo, normalmente nosotras duramos como 5 días, pero yo ya llevaba 3 semanas y sólo me iba transformando, era como si mi juventud lo hubiera intercambiado por mi nueva forma que estaba adquiriendo.
- De repente una tripa debilucha pendía en mi cuerpo y un pedazo de piel arrugado de bajo de él. Éste parecía tener vida propia, bailaba alegremente de un lado a otro, bailaba con tanta gracia que parecía ajeno a mi cuerpo. (Si pendejos, es un niño, es el pito y los huevos flotando en el liquido amniótico)
¿Que me estaba pasando? algo dentro de mí estaba cambiando, me estaba haciendo lesbiana, ese gusanito que apenas alcancé a arrancarle la cola se metió dentro de mí, yo pensé que era un regalo de vida, pero me parece me estaba envenenando, me transformaba, dejaba de ser yo.
Después de algunos meses de transformación, ya empezaba a usar mis extremidades nuevas, las agarraba unas con las otras, las estiraba, tenía control sobre ellas, me movía de un lado a otro, para arriba y para abajo. Llevaba ya mucho tiempo, ya me estaba aburriendo; empecé a pensar, tal vez había algo más.
De repente me dio claustrofobia empecé a aventarme a todas las paredes posibles, cada vez con más fuerza, algo sucedía, el liquido se empezó a mover con fuerza por el relajo que yo hacía aquí adentro.
De repente me callo algo por el tubo y me sentí muy cansado y cansado, decidí descansar un rato, total, no tenía nada que hacer que seguir intentándolo. Y así lo hice.
Llevaba ya 6 largos meses, demasiado para una persona como yo que desea conocer el mundo, y sucedió, golpee tan fuerte que me quedé sin agua, la resbaladilla era enorme y yo salí disparado por una luz al final del camino, salí. Sentí el aire en mi rostro…
Vi mi panza y era como antes, tal vez solo fue un mal sueño, pero otra vez; venían todos esos gusanos a atacarme, traté de defenderme con más fuerza, quería morirme; reconocí a mi agresor y cuando me vio se quedó petrificado.
- Tenía aleta, volví a nadar; y entonces la vi, esa gran bola redonda (para ti lector que todavía no captas es el óvulo) traté de advertirles a mis amigos que no se metieran que morirían. Sólo los mas tontos, ella se los quitaba con mucha facilidad, pero distraída mientras los demás trataban en un solo lado, uno de ellos que se perdió, le dio la vuelta y se metió sin querer.
Que es esto, ¡o no!, se metió uno dentro de mí, pero este no era igual que el otro, parecía que le faltaba algo, (un cromosoma), empecé a transformarme otra vez, pero no me sentía muy bien, no tenía tanta habilidad de nadar y empujarme, me sentía lenta y ni siquiera me hablaba.
SEÑORA, ME PARECE QUE SU HIJO TIENE SINDROME DE DOWN.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

buena historia e intensa

besitos

Leticia Zárate dijo...

Rudo, intenso, un buen texto sin duda.

Saludos.

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