13 julio 2014

Vengaza

De cuando en cuando, en el espesor del bosque, se caen las hojas y se llenan los árboles de un tinte siniestro, con los brazos pelones y retorcidos son incapaces de recoger el rocío cargado del brillo de la luna. Las cosas no parecen ir bien, no hay agua fresca, sólo troncos húmedos y fríos, la tierra removida por el golpeteo de la lluvia y charcos que se convierten en lodo en lugar de agua cristalina. Después de caer, resbalarme y hundirme, aprendo a caminar con paso firme hundido en el fango. Como niña pequeña con pequeños pasos, hasta levantar la frente tan alto que no necesito ver mis pies para saber dónde y cómo colocarlos. Miro a mi alrededor y ahí está como parásito, colgándose de lo bueno que hay, destruirlo y colgarse de algún otro lugar. Engañando, manipulando, y tan vistoso que dan ganas de tocarlo, pero te espinas y te envenenas. Lo contemplo en silencio, admiro su modo de sobrevivencia, su andar gracioso, su forma de colgarse y tengo que cerrar los ojos cuando veo como delicadamente destruye la luz. También destruyó la mía, lo vi hacerlo, pero con su hipnótico andar me dejé llevar mientras devoraba sin piedad y cuando me di cuenta, no encontraba el camino para andar. Lo miro a lo lejos llegando cada vez más arriba, comiéndose la luz, y dejándonos poco a poco en tinieblas. Encuentro alguno que otro hipnotizado, que trato de despertar. Los advierto, pero no puedo hacer más. Así que me invade poco a poco, mis ganas de buscar la luz, no sólo la mía. Deseo dejarlo con hambre, que muera poco a poco de inanición, con dolor, mucho dolor, pero quiero contemplarlo, quiero verlo sufrir del mismo modo en que me quedé tan sola y desorientada cuando desperté de mi trance y me vi en la obscuridad. Y como un bicho rastrero voy dejando químicos en la luz que le destrocen el estomago al comer. Aterrorizar su apetito. al grado que tenga miedo de sobrevivir, que tenga que irse, lejos, muy lejos. que vea la luz con apetito y sea incapaz de tomarla. Así, quiero moverme libremente por ella, mientras él la desee, y yo cada vez sea más ágil que me tendrá que mirar por todos lados y sabrá que donde yo brille, nunca le llegará un destello de luz.

07 julio 2014

El amor de mi vida

Dicen que cuando te llenas de relaciones ocasionales, terminas vaciandote. Que hay un hueco en el interior que por más noches escandalosas y placenteras, al día siguiente miras tu cama y te sientes más y más vacío. Pero que pasa si te enamoras. Te llenas y te regocijas, te sientes más completo de lo que nunca estuviste. Y miras el sol con más brillo que antes. Cierto? Pues no estoy deacuerdo. Tenía relaciones furtivas, ay! Como me consentían. Sólo tenía que tener un capricho en la cabeza y escoger quien me lo iba a cumplir, los hacia feliz con mi llamada y se sentían especiales por que yo los escogiera para salir un día "libre" entre tantas cosas por hacer. Se desgastaban en complacerme y yo me llenaba de regocijo, si uno no podía, podía el otro. Así simple. Era una felicidad ligera, nada que me inundara, pero la pasaba bien. Me enfocaba en el trabajo. Y mis mayores alegrías eran mis éxitos. La bolsa sin necesidades, que además no tenía ni porque gastar. Me convertí en una niña mimada. Con la idea de comerme al mundo y me lo comía. El vació si llegaba de vez en cuando, pero lo llenaba con trabajo. Y de repente me dejaba consentir de más por alguien que después tenía que dar el cortón. Porque empezaba a exigir. Y recordaba que los vacíos eran mejor llenarlos con trabajo. Después me enamoré, perdidamente, mi corazón comenzó a pensar diferente y sentía una alegría inmensa. No había persona en el mundo más feliz que yo, lo puedo asegurar. Su sonrisa me hacía feliz, mirarlo a los ojos me perdía. Me entusiasmaba la idea de escuchar su voz y sentía una melodía emblemática cuando me hablaba. Me trataba como una princesa. Y yo con la seguridad en el corazón quería pasar el resto de mi vida con él. Formar la familia que nunca quise tener. Y dejarme abrigar por sus brazos. Todo fue demasiado rápido, si existe cupido estoy segura que hizo de las suyas conmigo. Al mes de conocerlo o menos no podía dejar de pensar en él, cada segundo me pasaba por el pensamiento y me hacia feliz sentirlo en mi cabeza, en mi corazón y la sensación que hubieran dejado sus palabras en mi oído. Después todo cambió, y hubo enojos, confusiones, y yo sentía que todo lo estaba haciendo mal con él. Y entre más me esforzaba parecía que más errores cometía. No sabía que hacer, me desesperé, me perdí en un mar de ilusiones que no podía detener y que ahora no las encontraba por ningún lado. Y se fue, en menos 4 meses todo se había esfumado y yo pasé a ser una más en su vida y él pasó a ser el amor que nunca tuve y que nunca supe como lo perdí. Y que pasó, ahí si me sentí vacía, más vacía que nunca. Porque cada rincón de mi cuerpo y de mis sentimientos, lo había ocupado él. Ni el trabajo me llenaba, había dejado todo por salvar lo insalvable y sin poderme concentrar. Se acabaron los éxitos y se acabó mi idea del hombre perfecto. Se acabaron las ilusiones. Se acabaron incluso esas cosas que antes tenía. Se acabaron las relaciones furtivas por que no me sentía real. Porque había conocido un amor real, había conocido la felicidad con su pura presencia. Y ahora no podía cargar a la niña mimada que cumplía sus caprichos, porque ya ni caprichos tenía, sólo uno. Que él regresará. Y ninguno me lo iba a conceder. Poco a poco me llené nuevamente de trabajo, cuando venía su imagen a mi cabeza y las lágrimas brotaban, trabajaba con más fuerza, tres días de lágrimas en que las sábanas pesan más que de costumbre y en que tuve que poner a prueba mi fuerza de voluntad. Y con lágrimas en los ojos que nublaban la pantalla, trabajé. Con la espalda destrozada de estrés, vi las cosas con más claridad, volvió mi alegría, volvieron los contratos, las entrevistas, las citas, los eventos, los cumplidos, las invitaciones. y llegué a una conclusión. Si de mí depende no me quiero volver a enamorar, si acaso es posible volver a sentir lo que sentí por él, no quiero volver a sentirlo. por que el perderlo es un dolor demasiado grande y me perjudica demasiado en mis ambiciones. No me importa estar sola, yo me doy mis propias alegrías. y de mi depende esforzarme por salir adelante. Creo que me dedicaré a huir de la felicidad de pareja, porque prefiero ser feliz sola. He pasado cosas fuertes en mi vida, no ha sido fácil, una infancia terrible, carencias, agresiones, desilusiones, violencia, muerte, etc. siempre he salido adelante. Pero este dolor me tiró bastantes días, no hubo un coraje que me sirviera. Sólo me dolió y me dolió y tenía las manos atadas para hacer algo, impotencia de un deseo que no podía controlar. Hoy estoy mejor, sin pastillas, sin terapias. Pero algo se rompió. se rompió de veras. Hoy soy más fuerte también convertí esos pedacitos esparcidos de dolor en fotaleza y ahora sé que me comeré al mundo con mordidas mas enteras. Karma? Tal vez... A cuántos hice sufrir sin razón aparente? por el hecho de que nunca los tomé en serio y ellos se esforzaron y entre más se esforzaban más flojera me daban. Karma? Quizá... Pero a nadie lo hice sufrir tanto. Y aunque ya no quiero a nadie a mi lado, me hace bien saber que hay tantos que a pesar de que les dejé de hablar por estar enamorada, siguen ahí, esperando. Han sido un brillo en mi obscuridad y aunque no pienso usarlos más y aunque no pienso tener una relación en mucho tiempo formal o no formal, es bueno saber que algo bueno debo tener. Y aquel que me hizo sentir extremos de amor y dolor tan fuertes y tan intensos. También soy consciente que no es el hombre para mí. Hoy soy feliz y me retuerzo de felicidad en este dolor. Porque me enseñó a que no puedo estar segura de nada, a hacerme más fuerte, y ese tipo de aprendizajes valen oro.
Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NoDerivs 2.5 License.