20 diciembre 2007

Ansiedad


La manifestación hormonal de las pirañas que navegan debajo de la piel y van por la corriente de las venas
Malditas mordelonas que me dan una cosquilla nerviosa inside my skin.
En ocasiones me siento a ver la costura del sofá y penetro tanto en su intimidad que se me desperdician los ojos, se diluyen, son absorbidos por el tejido esperando a que con un respiro como una mucosidad vuelvan a su sitio. Ahora se mezclan con la cobija tiesa del ente que dormita a mi lado.
Regreso los ojos y mi mano está sangrando, por que la ansiedad de las cosquillas que las pequeñas pirañas provocan hacen de mi mano un puño y de mis uñas mi peor enemigo que sin lugar donde acomodarse se aprietan contra mi piel y tratan de rascar la comezón que me invade.
Sigo flotando, flotando como burbujita de jabón; mientras trato de olvidar la sangre que con gotitas va creando un charco.
Me detengo, inmóvil mis ojos se voltean, me miran para adentro, me permito cerrar las cortinas y desaparecer del mundo.
Se va entumiendo poco a poco mi cuerpo, las pirañas marineras me van invadiendo y por cada paso se van reproduciendo. Cada vez son mas.
Primero me mordían las puntas de los dedos y como gangrena se van esparciendo, mi brazo entero está invadido y mi pecho se comprime en una sedienta necesidad de expandirse.
Mis pies están tan hinchados de sus pasos que es imposible sacarme las botas que me cortan la circulación y me hormiguean las piernas obligándome a tener contacto más intimo con el suelo, el olor penetrante del vagabundo que está durmiendo a mi lado y el pestilente alcohólico que murmura silbidos a sí mismo, me asfixian y no puedo tragar oxigeno ni con la boca.
Me tumbo, abrazó mis piernas y trato de sobarlas para circular la sangre mientras mezo mi cuerpo de adelante hacia atrás, mi amigo después de unas cuadras de distancia se da cuenta de mi ausencia y se permite regresar. Yo no distingo su ausencia ni su presencia, no distingo ni el alcohólico ni el vagabundo, no distingo a la multitud que me rodea y trata de ayudarme.
Sólo distingo una sola cosa, una sola sensación, pues con la vista hacia adentro y los sentidos tan lastimados como la carne viva, los demás no son cuerpos, son sensaciones y así es como son. Me carga, da mil explicaciones yo lo aprieto, lo aprieto y me voy porque la realidad sólo me crea destrucción y volteo mi cuerpo para sentirme, pero el viento es capaz de rasparme los órganos y dolerme la mirada triste del suicida que al chocar su mano con la punta de mis dedos, indiferente se quitó la vida en su baño con un poco de pastillas, y me dejo la suya invadiendo como pirañas mi cuerpo

14 diciembre 2007

La mosca

Descubrí una mancha en la pared, no podía dejarla ahí, estaba muy cansada después de varias horas de limpiar toda la casa y una hora de ejercicio en el gimnasio, seguía la hora de leer, la mancha seguía ahí y parecía que se reía de mí, altanera, una mancha negra del tamaño de una mosca en mi techo perfectamente blanco, como se atrevía a posarse ahí, ¿de que sería? El doctor me había advertido que siempre encontraría manchas, que no me preocupara por ellas, que tratara de distraerme haciendo cualquier otra cosa, prendí la televisión, estaban las caricaturas, pero la mancha era como un lunar borroso que apenas alcanzaba mi visión, no lo podía evitar, me hablaba a gritos, me decía ¡aquí estoy!.
Agarré un libro, tenía que leer y olvidarme de la mancha, transportarme a ese mundo, ya se me había hecho tarde, tenía que leer media hora antes de dormir a las 10 de la noche y ya eran las 9:35, como iba a recuperar esos 5 minutos que ya había perdido por la distracción de la mancha.
Empecé a leer... la luna ... “cuenta la historia”(208)... A que mancha tan horrorosa... “que en aquel pasado/ tiempo en que” (208)... en que... Y si la quito y ya, cuando puedo tardarme en quitarla... “sucedieron tantas cosas”(208)... Como una mancha en mi techo, maldito parásito de la blancura de mi techo... “reales, imaginarias y dudosas”(208),... Ya, no lo pienso soportar más, me levanté inmediatamente agarré la escalera, ya veía como temblaba la mancha, ¿temblaba?... que raro, fui por un estropajo y jabón, cuando iba subiendo por la escalera, la mancha voló. No era una mancha, era una mosca, ¿una mosca? Quizá sólo me hacen falta lentes... pero ¿por qué había una mosca? Estaba toda sucia mi casa, las moscas son atraídas por la suciedad, pero toda mi casa la había limpiado, estaba segura de haber llegado a todos los recovecos incluso detrás del refrigerador que en todas las casas es un desastre, luego pensé, ¿sería yo? Y me encontré una mancha en mi brazo, era real, la toqué y no se movió, trate de rascarla y no se quitaba, fui por el estropajo, y me tallé la fibra de vidrio y todo fue inútil, así que fui por el cuchillo, para rasparla, no podía quedarse esa mancha ahí, me rasqué y me rasqué hasta que por fin me deshice de ella, pero entonces me empecé a manchar de rojo, maldita sangre, tomé un gasa, pero la sangre no dejaba de salir y estaba ensuciando toda la casa, empezaba a manchar mi ropa, así que me la quité y me puse otra y la eche inmediatamente a la lavadora, es difícil quitar la sangre si no se lava rápido, pero entonces empecé a manchar la que acababa de ponerme; me fui al hospital para que me cerraran la herida, no quería manchar el auto así que procedí caminar, me empecé a sentir mareada, mareada, estaba muy cansada, cansada....
Y ella, se estaba desangrando, un mendigo la encontró. ¿Qué le pasó? Se lastimó, no lo sé, no sabemos ni quién es. Haa, pues pobrecita. Cuando desperté noté que la enfermera tenía una mancha en el cuello, siempre llegaba a atenderme con esa mancha en el cuello, ya le había pedido a un doctor que me atendieran perfectamente limpios pero ella seguía llegando con esa mancha el en cuello, agarré un cuchillo, sabía que ese tipo de manchas solo se podían quitar de esa forma, pero todavía no tenía fuerzas para quitarla, a penas podía mover la mandíbula para comer, cuando me recuperé... me prometí, le ayudaría a quitarse esa mancha

10 diciembre 2007

¿dónde se inspiran los pintores?





Me levanté un día, mis ojos parpadeaban por la imagen distorsionada que contemplaban, no acostumbrados a ello, se remojaban y remojaban la vista con tal de lubricar la visión que era poco lúcida y resultaba inútil tanto parpadeo; al cabo de algunos minutos, convencida que el método no era eficaz; decidí seguir el paso con esta nueva visión, mis pasos se deformaban estirándose cuando avanzaban y haciéndose diminutos mientras se quedaban sosteniendo el paso del compañero. La banqueta se ondulaba y se movía como víbora tratando de esquivar mi caminar, pero yo firmemente cada vez pisaba con más fuerza y marchando trataba de aplastar a la víbora que se movía desesperada tratando de escapar; noté también algunas personas que me miraban; sólo lo infería, pues sus caras se trastornaban y cada una de ellas parecía una travesura de Picasso, lo cuál me producía irremediablemente una carcajada, la consecuencia... de una mirada extraña pasaran a una mirada de terror y se deslizaban lejos de mí, atravesando la línea amarilla que era la división entre la víbora gris y la obscura por donde la torturaban los autos; o eso creía que eran, aunque en realidad parecían un montón de fierros retorcidos que se movían con rapidez uno tras otro, con estruendoso ruido.
La calle era para mi solita aunque la serpiente gris tratara de escapar también de mí, los rayos del sol también la picoteaban en millares de espinitas que caían constantemente y parecía que caían desde muy alto pues provenían de una inmensa bola amarillenta y luminosa echa de rayos amontonados, algo que en la mayoría de las ocasiones hubiera llamado sol, pero esta vez no.
De pronto llegué a la tienda, tenía que comprar algunos materiales para hacer una obra de arte, pero todo en la tienda ya eran por si solos una maravilla, me la pasaba pidiéndole al tendero mil objetos que él me traía con desconcierto; cuando veía mi cara maravillada con todo objeto. Era sin duda una tienda exótica, seguramente era nueva, pues yo recordaba que antes había una papelería pero no tenía tantas cosas tan extravagantes, decidí llevarme un instrumento vistoso a lo que él llamó caja de colores, pero era en realidad era un cuadro con los colores entre mezclados que además podías sacar uno por uno y plasmar su color ondulante y fraccionario en un hoyo rectangular completamente vacío, lleno de nada. Yo echaba los colores y trataba de pegarlos en el hoyo, pero cuando los ponía sobre la el vacío, ellos la iluminaban y como epidemia empezaban a invadirlo, eche sin duda todos los colores, pero al tratar de levantar el hoyo los escupía, así que decidí pegarlos; con un frasco, que se me resbalaba de las manos por su forma escurridiza, parecía se resbalaba por todos lados, sin duda pensé, los grandes pintores me están jugando una broma y esto debe ser alguna de Dalí. Cuando por fin pude echar el liquido blanco apretando un poco el envase escurridizo, pegué todos los colores, pero me quedó algo tan poco explicable y vistoso como la obra de Pollock; está bien que jueguen con mi mundo pero no con mis deberes escolares. Me enojé tanto que comprimí el vacío con todos sus colores dentro, crujió como un tronco viejo empujado por el aire y el ruido tan atroz me dio la impresión de estarle quitando la vida a mi trabajo; me causó tanto dolor en mis oídos como la alarma que sonaba en mi cuarto y lastimó mis ojos para ver la tenue luz que ya se asomaba por la ventana.

02 diciembre 2007

Filosofía de vida


A veces nos sentimos más libres encerrados en nuestros cuartos con la ventana abierta y las cortinas cerradas, dejando entrar la luz por la pequeña ranura que se abre de vez en cuando entre la tela cuando sopla el viento, a veces nos sentimos encerrados añorando en el campo los buenos tiempos y respirando el aire denso del smog de la ciudad mientras recordamos, ..:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" />

Yo hoy me siento libre en la comodidad de una hoja virtual y unas teclas que tienen pintadas letras, al presionarlas parece que se imprimen como maquina de escribir, desgraciadamente al tocar la pantalla no puedo sentirlas ni arrancarlas con los dientes o saborear la tinta con la punta de la lengua, me consuelo con una taza de café y para los que no sepan, cayendo en irregularidades como es mi persona, el café me transporta a ese mundo interno donde nadie existe y la realidad se desfigura en ondas surreales de colores entre mezclados y el piso cae en un estado de terremoto donde lo único que no se tambalea soy yo, mientras todo se mueve yo permanezco inmóvil con las manos temblorínas y la vista más potente que un águila que sólo puede ver comida diminuta en el campo, yo veo más allá de este mundo lleno de deformaciones oblicuas, yo veo sentimientos, yo veo reacciones y emociones, yo veo sintiendo, porque los ojos ya no sirven para nada más que estar sumergidos en café, y absorber las pequeñas partículas embriagantes. Los remojo para luego saborearlos en mi boca y al apretarlos con mis labios y esa sensación suave que me produce en la boca me provoca el placer mas dulce.

Mis manos tiemblan, es lo único en mí que se mueve, ellas hablan, se mueven y se convulsionan para poder mantenerme en la irrealidad que todos llaman real, pero yo siempre me pregunto; pero no es que están tan acostumbrados a cerrar los ojos y nos educan a ver a mamá y a papá esos entes que cuidan de nosotros mientras podemos funcionar en este mundo de intercambios monetarios, estamos tan acostumbrados a funcionar como los demás que se nos olvida soñar.

Creo que a veces funciono demasiado y es por eso que recurro al café, para poder volver a la realidad, a la que tengo más cerca, a la que puedo vivir, tocar y saborear sin usar mi cuerpo, para poder ser yo y no un yo con los demás; me gusta regresar a ser un ser completo donde los demás son parte del yo y no ellos estén a parte con los ojos vacíos juzgando la irrealidad que no tiene sentido juzgar, no has hecho nada de tu vida, te la pasas frente a la computadora, con la puerta con llave y la música a todo volumen, no pueden acaso entender la poca realidad, en la que viven y la llaman realidad, se creen normales viviendo un mundo de ilusión cuando no se atreven ni siquiera a cerrar los ojos y sentir porque tanto contacto les da ansiedad y se sienten lejanos a ese mundo al que realmente pertenecen, pregúntale a un ezquizofrénico cuantas veces ha vivido, pregúntale su mundo, pregúntale, el que se da cuenta de donde vivimos admitirá que desea salirse de donde vive porque es más fácil evadirse, siempre es más fácil no vivir que seguir viviendo, siempre es más fácil jugar que ser responsable con todo lo que no es cuerpo, pero a veces nos tomamos tan en serio el juego que nos desgarramos las venas cuando perdemos y nos quitamos vidas. A mí me gusta soñar que somos libres, pero luego me hacen jugar a fuerza, por aquello a lo que le llaman convivir, para eso inventamos los juegos para convivir, pero a veces el juego es tan pesado que inventamos juegos dentro del juego para poder convivir como creyendo que no estamos jugando.

Y si me gusta saborear de vez en cuando mi vida, y si me gusta tocarme y sentir y sentir que soy y mi cuerpo no existe, y si me gusta ser conciente y voltear las tripas, las venas y los nervios, para que el viento con las cuerdas de mi cuerpo pueda crear armonía haciéndome vibrar, y si me gusta hacer eso, porque tengo que adaptarme a no sentir para ser normal, para convivir, porque tengo que adaptarme para creer que soy feliz cuando la sonrisa es vacía, porque no puedo colgar los ojos y dejarlos en blanco porque voltean para dentro?, para poder jugar?, que tal si no me gusta ese juego, que tal si me gusta sacar pedacitos de mí al juego escribiendo, que tal si puedo convivir sin estar con ellos, que tal? No es posible jugar cuando no se tiene ganas y tener que estar perdiendo por el disgusto de la inexperiencia en el juego.

Todos están jugando, que se les olvida que también se puede convivir sin juZgar
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