17 mayo 2015

un día para caminar

Era un día de aquellos en que la temperatura es simplemente agradable, que puedes usar la prenda que te venga en gana, para verte simplemente para dominguear aunque no sea domingo. Era un día sin planes pero con un brillo precioso del sol sobre las plantas y las sonrisas de las personas. Así que decidí salir a caminar, me puse un vestido ligero y cómodo, de esos tan informales que los puedes usar con tacones o con tenis sin causar un escándalo en la moda. En la primera cuadra cómo andaba con tan buen humor, acepté la conversación del primer desconocido que se me acercó. Hablaba y hablaba, y era un yo absoluto, me contaba lo cortes y buen amante que era, ya había pasado una florista y me había regalado todo un ramo de rosas, que después les buscó un rincón fresco con agua y las dejó por ahí. Cuando en un intervalo de su respiración comenté que me molestaba una piedrita en el zapato se apresuró a cargarme hasta que se cansó y yo también con cualquier escusa cambié mi rumbo y lo dejé atrás. Él trató de seguirme, pero no me pudo alcanzar. El día era precioso y seguí caminando, tuve algunas miradas furtivas y sonrisas coquetas en las que no reparé en detenerme. Decidí ser más cautelosa. Sobre a quién le sonreía. Y me encontró un hombre, que vaya tenía una sensibilidad extrema. Notó que cojeaba un poco de un pie, sin que yo tuviera que decirle nada; así que me ofreció su brazo para que yo me apoyara en él, de momento con la confianza del camino comenzó a contarme sus problemas, y sin darme cuenta estaba encima de mí, sin pisar el piso y si se incomodaba o alguna hoja le caía sobre le espalda me culpaba porque yo no lo protegí lo suficiente. Cuando me di cuenta lo bajé, le pedí perdón y me fui. Ya un poco adolorida de esa piedrita molesta, que no me atrevía a sacar, porque no quería sacarme los zapatos en medio de la calle. Decidí caminar solo un poco más allá para después regresarme dándole la vuelta a la colonia Uno más trató de hacerme plática, yo lo ignoré y caminé con la vista al frente, el siguió insistiendo, incluso me había conseguido un palo para apoyar el pie que cojeaba. Yo lo había aceptado sin mirarlo con la esperanza que se fuera. Pero él no se fue. Me vio cansada y me ofreció un vaso de agua para refrescarme. Yo no pude resistirme más ante sus cortesías, y decidí sonreírle. Lo que no había notado en mi insistencia por mirar al horizonte e ignorarlo es que él me había alejado de todo, yo me sentía a gusto, en su conversación y en su trato que me olvidé respirar el aire fresco y de escuchar el canto de los pájaros. Todo se había convertido en una caminata solitaria con él que al principio me pareció muy romántico y después me sentí perdida y esa piedrita en el zapato que ya había ignorado, comenzaba a molestarme nuevamente y con más intensidad. Lo despaché igual como a todos, algunos con más o menos sutileza. Decidí ya dar la vuelta y reencontrar el camino perdido, del que me había desorientado y pensé van de mal en peor, cada vez parecen ser mejores pero terminan siendo peor que el anterior. Finalmente a una cuadra de llegar a mi casa, sin distracciones más allá que miradas coquetas y sonrisas sin mostrar los dientes, uno que otro regalo que despreciaba o aceptaba con disgusto. Alguien se logró acercar, una persona agradable, en verdad, inteligente pero sin presunción, se notaba vestía sin pretensiones pero con ropa fina. Me ofreció de mil maneras opciones para deshacerme de la cojera, incluso me hizo un espacio para cubrirme y yo pudiera sacarme el zapato, donde mi pobre calcetín se había rasgado y la piedra ya me había abierto la piel. Cuando él pensó resuelto el problema, no me ofreció más su ayuda, me hacía reír y me divertía mucho. Incluso me mostró el lugar donde vivía y me dejó pisar el jardín de su entrada. Después encantada con tan amable hombre, accedí a que me acompañara a mi casa, en el camino saludaba a todos, y estaba más preocupado por saludar que cuando le pedí que me cargara porque el pie ya hinchado y el polvo del camino se había metido en la herida que se me estaba infectando. Nunca pudo hacerlo. Los niños lo querían mucho, era como un santa Claus que sentaba a todos en sus piernas. Al final caminé sola el último tramo antes de llegar. Cuando llegué me alcanzó con una sonrisa y me ofreció cargarme. Le sonreí y le cerré la puerta en la cara. Me puse alcohol y un curita. Abracé a mi perro que llegaba contento a darme besos y abrazos. Levanté el pie me acosté sobre la cama. Y decidí que a la próxima conduciría hacia un lugar lejano y aislado que no me dejara distraerme de contemplar el hermoso día que resplandecía.

Solicito novio con hijos

Así es... Quién es mi ideal? Un hombre con hijos, un hombre de máximo 52 años. Y no menos de 37. Con hijos, de cualquier edad. Lo mejor sería que sean niños pequeños y por lo menos que una sea una niña. Si ya nos ponemos exigentes que la ex se haya muerto, o por lo menos no sea una vieja entrometida, celosa, que sólo quiera joderle la vida, sacándole el dinero y usando a los hijos de chantaje. Sí, creo que ahí volé demasiado, imposible pedir tanto de una ex, lo mejor será o que haya muerto o haya huído para siempre, el punto es que no exista para joder. Pido además de mi pareja seguridad, seguridad en muchos sentidos, saber que me podrá amar lo suficiente para preocuparse por mí. Que si estoy enferma, me procure, que me lleve al doctor o que me mime, que no sólo pregunte que puede hacer, que lo haga. Que si en algún momento tengo que irme de viaje, o regresar. Tenga la voluntad de irme a dejar o pasar por mí, siempre es lindo saber que dejas a alguien al irte que te espera y es lindo saber que alguien te espera. No siempre se puede, eso lo entiendo, pero la actitud es importante. No me gusta ser una completa mantenida, porque tengo mis sueños y mis metas, me gusta que valoren mi esfuerzo y se sientan orgullosos de mí aunque yo no sienta lo mismo hacia mi persona, porque tiendo a deseperarme con facilidad y me gustaría un compañero que me impulse, necesito seguridad económica y que no me haga a un lado de sus actividades porque soy lo suficiente inteligente para aprender con rapidez. Y no quiero un hombre godinez, necesito un hombre inteligente que sepa salir adelante con sus propios méritos, que sea trabajador y que tenga su propia empresa si es posible. El hombre que quiero no es fácil, porque debe saber amar, que sea un buen compañero. En el pedir está el dar. Que doy a cambio? Adoptaría sus hijos como propios, no los mimaría porque se hacen caprichosos, pero sé dar mucho amor incondicional. No soy católica, ni creyente de ningún tipo, ni tampoco accedería a convertirme. Por lo que este punto no está a discusión. Prometo ayudar con los gastos siempre que pueda, y siempre intentaré poder. Pero nunca tomando un trabajo de oficina entre cuatro paredes porque simplemente ya lo intenté y no puedo. siempre prometo procurar a mi pareja, apapacharlo cuando esté enfermo o deprimido o sólo quiera desahogarse soy buena para escuchar y dar consejos, pero nunca los doy si no me los piden. Casi siempre soy reservada y no digo muchas veces lo que me moleta de tajo, siempre pido el tiempo para poder hablar de algo serio. porque si algo me molesta es que no me escuchen. si ese momento no se da se me acumula, porque sólo lo solicito una vez y espero a que pueda llegar el momento adecuado para que suceda. no me gusta cocinar ni tampoco hacer el quehacer, pero si lo hacemos juntos hago lo que sea, lavo, trapeo limpio y lo que sea. soy una buena compañera. Y no porque per se lo crea de esa manera, sino porque siempre las parejas que he dejado siempre me vuelven a buscar con la cola entre las patas y me pueden esperar por años, y si llegan a tener pareja, con seguridad puedo decir que me vuelven a buscar cuando rompen con ellas. Creo que eso es lo que me precede. soy muy entregada. pero también me gusta que lo sean conmigo en todos los sentidos. Es mucho pedir?

Cada vez entiendo menos

Hoy me encuentro muy confundida, mi padre siempre nos mostró con el ejemplo que su pareja siempre fue lo más importante para él. o juzgar por ustedes mismos. Primeramente los tres somos hijos de la misma madre cuya cual se volvió loca, o en un término más profesional... le diagnosticaron ezquizofrenia paranoia. Después de una historia de terror y de ignorancia de hasta creer que se curaría con un exorcismo, mi papá con miedo nos sacó de ese infierno, pero supongo que por la urgencia no tuvo mucho tiempo de escoger una buena mujer de pareja y no había a dónde más ir... creo que mi abuela hubiera sido una buena opción pero... así no fueron las cosas. Consiguió una pareja, que tenía ya un hijo exactamente de mi edad, yo tenía escasos 5 años, y en su cabeza sólo pasaba que nosotros debíamos ganárnosla, cosa que nunca iba a suceder, eramos unos niños, y a pesar de nuestros esfuerzos, ella se esforzó arduamente en que la odiáramos, pues la diferencia entre su hijo y nosotros era realmente radical. Mi papá pasó a ser el proveedor para darle una buena vida a su hijo y ella a cambio tenía que mantenernos a nosotros vivos. Sufrimos de castigos a golpes, con chancla, palos de plástico, puñetazos en la cabeza y estomago y cachetadas en la cara. Mi padre nos dejó ir con ella. Nos mudamos a Aguascalientes y él se quedó en el D.F. y lo veíamos escasamente cada fin de semana. Por lo que cuando teníamos oportunidad le contábamos lo que pasaba, y él hablaba con ella, ella nos golpeaba el doble hasta que llegaba nuevamente el fin de semana. y ese ciclo que no funcionaba me cansó y yo me acobardé y dejé de decir nada. Hasta que estalló y tuve que confesar que su hijo abusaba de mí sexualmente durante varios años, me ataba las manos y me vendaba los ojos con mi blusa. Así que me corrierón de la casa. Cual es la conclusión? que siempre supe que no importa que nos hicieran o que pasara, sus parejas siempre iban primero. Después tuvo a bien separarse y se casó nuevamente con una persona que creo que era peor que la anterior, con la única diferencia que no estábamos tan pequeños como para que nos hiciera tanto daño. Pero era grosera. Aisló a mi padre de toda la familia porque nadie la aguantaba. Al final se alió con un estúpido novio que tuve y complotearon contra mí. Mi papá a pesar de darse cuenta de la alimaña que era, se quedó con ella y nosotros nuevamente decidimos alejarnos. Ella abogada y mi papá muy mandilón tenía todas las propiedades a su nombre y él nuevamente se quedó sin patrimonio con esta era la segunda casa que regalaba. Obvio en conclusión entiendo que su patrimonio nunca iba a ser heredado a nosotros, al contrario. Prefería perderlo con otra por ese sentimiento de culpa que le daba al dejarlas, y del que nunca tuvo con nosotros, no importa, como ya dije que nos hubieran hecho y de que forma nos dañaran. Y dicen por ahí que uno entiende a los padres hasta que tiene uno hijos. Ahora tengo una pareja con hijos, me ha tocado ser la madrastra... y qué pasa? Que sus hijos son unos groseros conmigo y yo trato de ser lo más amable al grado de la imbecilidad, de no decir ni hacer nada, aún me estén doliendo sus insultos, aún que los haga notar que me duele y mi pareja resulta que el sentimiento de culpa si lo tiene hacia ellos y no los puede ni castigar, ni regañar. Así que cada vez entiendo menos, la conclusión es que yo siempre voy a ser la rechazada, si soy hija, me toca que mi padre prefiera a los hijos, si soy pareja, resulta que él prefiere a sus hijos. No me puede tocar acaso algún punto medio? Donde mi pareja me respete, y aunque sus hijos sean su prioridad, porque no tengo ningún problema con eso, me gustaría por primera vez en la vida tener una familia. Sin que yo tenga que tener hijos. No puedo acaso adoptar a los ajenos? y tratarlos como míos? No quiero tener hijos porque no quiero traer más problemas al mundo. Quiero romper la cadena de mis malos genes, entre cáncer, diabetes y ezquizofrenia. No soy fea, ceo que puedo considerarme una mujer en promedio atractiva. Así que esto... me encamina a mi siguiente post...

13 julio 2014

Vengaza

De cuando en cuando, en el espesor del bosque, se caen las hojas y se llenan los árboles de un tinte siniestro, con los brazos pelones y retorcidos son incapaces de recoger el rocío cargado del brillo de la luna. Las cosas no parecen ir bien, no hay agua fresca, sólo troncos húmedos y fríos, la tierra removida por el golpeteo de la lluvia y charcos que se convierten en lodo en lugar de agua cristalina. Después de caer, resbalarme y hundirme, aprendo a caminar con paso firme hundido en el fango. Como niña pequeña con pequeños pasos, hasta levantar la frente tan alto que no necesito ver mis pies para saber dónde y cómo colocarlos. Miro a mi alrededor y ahí está como parásito, colgándose de lo bueno que hay, destruirlo y colgarse de algún otro lugar. Engañando, manipulando, y tan vistoso que dan ganas de tocarlo, pero te espinas y te envenenas. Lo contemplo en silencio, admiro su modo de sobrevivencia, su andar gracioso, su forma de colgarse y tengo que cerrar los ojos cuando veo como delicadamente destruye la luz. También destruyó la mía, lo vi hacerlo, pero con su hipnótico andar me dejé llevar mientras devoraba sin piedad y cuando me di cuenta, no encontraba el camino para andar. Lo miro a lo lejos llegando cada vez más arriba, comiéndose la luz, y dejándonos poco a poco en tinieblas. Encuentro alguno que otro hipnotizado, que trato de despertar. Los advierto, pero no puedo hacer más. Así que me invade poco a poco, mis ganas de buscar la luz, no sólo la mía. Deseo dejarlo con hambre, que muera poco a poco de inanición, con dolor, mucho dolor, pero quiero contemplarlo, quiero verlo sufrir del mismo modo en que me quedé tan sola y desorientada cuando desperté de mi trance y me vi en la obscuridad. Y como un bicho rastrero voy dejando químicos en la luz que le destrocen el estomago al comer. Aterrorizar su apetito. al grado que tenga miedo de sobrevivir, que tenga que irse, lejos, muy lejos. que vea la luz con apetito y sea incapaz de tomarla. Así, quiero moverme libremente por ella, mientras él la desee, y yo cada vez sea más ágil que me tendrá que mirar por todos lados y sabrá que donde yo brille, nunca le llegará un destello de luz.

07 julio 2014

El amor de mi vida

Dicen que cuando te llenas de relaciones ocasionales, terminas vaciandote. Que hay un hueco en el interior que por más noches escandalosas y placenteras, al día siguiente miras tu cama y te sientes más y más vacío. Pero que pasa si te enamoras. Te llenas y te regocijas, te sientes más completo de lo que nunca estuviste. Y miras el sol con más brillo que antes. Cierto? Pues no estoy deacuerdo. Tenía relaciones furtivas, ay! Como me consentían. Sólo tenía que tener un capricho en la cabeza y escoger quien me lo iba a cumplir, los hacia feliz con mi llamada y se sentían especiales por que yo los escogiera para salir un día "libre" entre tantas cosas por hacer. Se desgastaban en complacerme y yo me llenaba de regocijo, si uno no podía, podía el otro. Así simple. Era una felicidad ligera, nada que me inundara, pero la pasaba bien. Me enfocaba en el trabajo. Y mis mayores alegrías eran mis éxitos. La bolsa sin necesidades, que además no tenía ni porque gastar. Me convertí en una niña mimada. Con la idea de comerme al mundo y me lo comía. El vació si llegaba de vez en cuando, pero lo llenaba con trabajo. Y de repente me dejaba consentir de más por alguien que después tenía que dar el cortón. Porque empezaba a exigir. Y recordaba que los vacíos eran mejor llenarlos con trabajo. Después me enamoré, perdidamente, mi corazón comenzó a pensar diferente y sentía una alegría inmensa. No había persona en el mundo más feliz que yo, lo puedo asegurar. Su sonrisa me hacía feliz, mirarlo a los ojos me perdía. Me entusiasmaba la idea de escuchar su voz y sentía una melodía emblemática cuando me hablaba. Me trataba como una princesa. Y yo con la seguridad en el corazón quería pasar el resto de mi vida con él. Formar la familia que nunca quise tener. Y dejarme abrigar por sus brazos. Todo fue demasiado rápido, si existe cupido estoy segura que hizo de las suyas conmigo. Al mes de conocerlo o menos no podía dejar de pensar en él, cada segundo me pasaba por el pensamiento y me hacia feliz sentirlo en mi cabeza, en mi corazón y la sensación que hubieran dejado sus palabras en mi oído. Después todo cambió, y hubo enojos, confusiones, y yo sentía que todo lo estaba haciendo mal con él. Y entre más me esforzaba parecía que más errores cometía. No sabía que hacer, me desesperé, me perdí en un mar de ilusiones que no podía detener y que ahora no las encontraba por ningún lado. Y se fue, en menos 4 meses todo se había esfumado y yo pasé a ser una más en su vida y él pasó a ser el amor que nunca tuve y que nunca supe como lo perdí. Y que pasó, ahí si me sentí vacía, más vacía que nunca. Porque cada rincón de mi cuerpo y de mis sentimientos, lo había ocupado él. Ni el trabajo me llenaba, había dejado todo por salvar lo insalvable y sin poderme concentrar. Se acabaron los éxitos y se acabó mi idea del hombre perfecto. Se acabaron las ilusiones. Se acabaron incluso esas cosas que antes tenía. Se acabaron las relaciones furtivas por que no me sentía real. Porque había conocido un amor real, había conocido la felicidad con su pura presencia. Y ahora no podía cargar a la niña mimada que cumplía sus caprichos, porque ya ni caprichos tenía, sólo uno. Que él regresará. Y ninguno me lo iba a conceder. Poco a poco me llené nuevamente de trabajo, cuando venía su imagen a mi cabeza y las lágrimas brotaban, trabajaba con más fuerza, tres días de lágrimas en que las sábanas pesan más que de costumbre y en que tuve que poner a prueba mi fuerza de voluntad. Y con lágrimas en los ojos que nublaban la pantalla, trabajé. Con la espalda destrozada de estrés, vi las cosas con más claridad, volvió mi alegría, volvieron los contratos, las entrevistas, las citas, los eventos, los cumplidos, las invitaciones. y llegué a una conclusión. Si de mí depende no me quiero volver a enamorar, si acaso es posible volver a sentir lo que sentí por él, no quiero volver a sentirlo. por que el perderlo es un dolor demasiado grande y me perjudica demasiado en mis ambiciones. No me importa estar sola, yo me doy mis propias alegrías. y de mi depende esforzarme por salir adelante. Creo que me dedicaré a huir de la felicidad de pareja, porque prefiero ser feliz sola. He pasado cosas fuertes en mi vida, no ha sido fácil, una infancia terrible, carencias, agresiones, desilusiones, violencia, muerte, etc. siempre he salido adelante. Pero este dolor me tiró bastantes días, no hubo un coraje que me sirviera. Sólo me dolió y me dolió y tenía las manos atadas para hacer algo, impotencia de un deseo que no podía controlar. Hoy estoy mejor, sin pastillas, sin terapias. Pero algo se rompió. se rompió de veras. Hoy soy más fuerte también convertí esos pedacitos esparcidos de dolor en fotaleza y ahora sé que me comeré al mundo con mordidas mas enteras. Karma? Tal vez... A cuántos hice sufrir sin razón aparente? por el hecho de que nunca los tomé en serio y ellos se esforzaron y entre más se esforzaban más flojera me daban. Karma? Quizá... Pero a nadie lo hice sufrir tanto. Y aunque ya no quiero a nadie a mi lado, me hace bien saber que hay tantos que a pesar de que les dejé de hablar por estar enamorada, siguen ahí, esperando. Han sido un brillo en mi obscuridad y aunque no pienso usarlos más y aunque no pienso tener una relación en mucho tiempo formal o no formal, es bueno saber que algo bueno debo tener. Y aquel que me hizo sentir extremos de amor y dolor tan fuertes y tan intensos. También soy consciente que no es el hombre para mí. Hoy soy feliz y me retuerzo de felicidad en este dolor. Porque me enseñó a que no puedo estar segura de nada, a hacerme más fuerte, y ese tipo de aprendizajes valen oro.

13 octubre 2013

Chica Fácil

Caí en la cuenta que no sé si soy una chica fácil, o una chica que sabe lo que quiere y no se anda con rodeos, o simplemente una romántica. Fácil: No le doy vueltas, me gusta el sexo, el buen sexo, no siempre es garantía, pero... a veces se les nota, el que ha tenido sexo con muchas, normalmente se sabe defender. Repito, no siempre es garantía. Soy su mejor carnada, porque soy una fácil, no le doy vueltas. No sólo no me hago del rogar, sino que busco la acción. Sé lo que quiero? Sí, no me voy a la cama con cualquiera y no soy una rogona, tengo mis tácticas. Me gusta el hombre que cuando entra a algún lugar tiene tanta presencia que no hay forma de evitar robarse la mitad de las miradas, que tenga tanta seguridad, que sepa buscar lo que quiere y lo obtenga. Me gusta que sea yo lo que busquen. Y me gusta ser el primer premio. Porque yo también obtengo lo que quiero. Romántica: Cómo ya lo dije, me gusta el sexo, pero más me gusta hacer el amor. Soy una enamorada, una vez que encuentro a un hombre así... tiene que haber química, mucha, si no hay química no hay buen sexo. Pero si hay un buen sexo, me gusta repetir platillo. Y aunque al principio me como primero el postre, me gusta también el plato fuerte, porque yo soy de gustos más salados que dulces. Me interesa conocerlo, me interesa involucrarme en su vida y viceversa. Y me gusta esperar su mensaje deseando verme. Qué soy? No lo sé, lo que sí sé es que siempre me fijo en los cabrones, en los hombres que saben echarse un buen acostón y pasar página y es ahí que yo por más que me chupo el dedo, las páginas se quedan pegadas y no avanzo. Mi corazón siempre termina deseando más, mientras que tengo el celular lleno de mensajes de hombres fallidos a quienes me gusta aceptarles una comida, y que para ellos seré la más difícil, desapegada y caprichosa. Yo sé que en el fondo nunca obtengo lo que quiero, y me la paso haciendo casting esperando al hombre que se quede.

04 septiembre 2013

Reflexiones de una noche lluviosa

En la obscuridad de mi habitación, mientras las gotas de lluvia se estrellaban en mi ventana, me sentí tan sola y vacía que el sonido de mi celular anunciando mensajes y recuerdos me parecían tan diminutos como la indiferencia que sentía por ellos. Y que me hace reflexionar en que un hombre soltero pueda tener mil fotos con chicas y ser alabado por su audacia para conquistar. Y una mujer tenga que borrar mil fotos y cuidar su imagen de soltera antes de poder pasar a ser una golfa que cualquiera se la pueda tirar; y que no importa si los galanes son para codiciarse, pues que los hombres juzgan a las mujeres y las mujeres a los hombres, y al hombre le gusta ser el único y a la mujer le gusta competir con ser la mejor. Que los cuentos de hadas en que la mujer es rescatada, está sacado de una ilusión, que la mujer no necesita ser rescatada cuando se comporta tratando de ser la salvadora, y creyendo que con ella el hombre será bueno, porque estará tan enamorado que no tendrá deseos de buscar. Así pues me dolió, que no importa la percha cuando los miras a los ojos y no brilla nada. Que sí el traje está decorado de una piel antojable, de bolsillos pesados, de atenciones deliciosas o conversaciones inteligentes. Que no importa cuánto te esfuerces por sentir algo por la criatura que desborda la intención de llamar tu atención. No importa. No brilla. Me dolió saber lo que siento y actuar como actúo y que no puedo hacer nada cuando no brillan aunque husmeen en mi retina y escarben con la mirada un tesoro, que sólo hay una mirada perdida en una sonrisa dibujada a la fuerza. Esparcir repelente cuando me venga en gana y echar un anzuelo y una disculpa tierna para obtener la atención que parecía ya indignada. Y con el mismo entusiasmo deseo brillar y por más que trato ahí está esa mirada perdida y esa sonrisa dibujada mirándome a mí. Y me duele más que a los demás, porque yo sé lo que se siente mirar así. Nada. Y ese saber de guardar una esperanza o una ilusión que sé con dolorosa certeza que sólo está en la imaginación.

01 septiembre 2013

Moraleja?

Nunca me ha gustado que los escritores de moralejas me tengan que explicar su sabiduría después de haber leído todo el cuento. Así qué dejo mi cuento y espero que cada quien escoja la moraleja que le parezca más adecuada, o incluso proponer nuevas, eso me encantaría. Fue uno de esos días en que las cobijas debieron aferrarse al contorno de mi cuerpo y no dejarme escapar, con la seguridad de que mi día bajo sus abrazos debía ser mejor que las circunstancias me habían hecho vivir. Cabizbaja decidí que la arena bajo mis pies y el sonido del mar podría calmar la tormenta que me revolvía el estómago entre bilis y ácidos. Cuando llegué al mar pude observar que mi día había cambiado al ver una gran moneda de oro flotando sobre el mar. Me arriesgué, me desnudé y me aventé por ella siendo iluminada sólo por su brillo. Pero entre más me acercaba, más se alejaba y la costa cada vez la dejaba más lejos. Tenía que conseguir esa gigantesca moneda que era lo único que podría salvar mi día. Mis brazos entumecidos no guardaron fuerzas para el regreso. Mientras me hundía miré hacia arriba antes de que la sal me quemara las retinas. Y ahí estaba, alto en el cielo, orgullosa de sí, mi moneda. Moraleja? Si. 1.- No nades por las noches en el mar. 2.- No nades hasta cansarte, siempre guarda un poco de fuerza por si tienes que volver a empezar. 3.- Cuando todo parece ir mal, es porque no estas viendo las cosas adecuadamente. 4.- Nunca trates de conseguir algo cuando estés deprimido, seguramente no podrás ver las situaciones objetivamente. La verdad es que mi favorita es la primera.

08 julio 2013

4ta dimensión

Me desperté, sin tener ganas de levantarme sabía que si cerraba los ojos podría volverme a dormir y tener sueños alucinantes a la mitad de la realidad, abriría los ojos con fastidio y un latido en la cabeza me estaría acompañando a lo largo de la mañana, ya lo había hecho antes, de modo que con mucho esfuerzo puse un pie abajo. Sin llegar a levantarme puse el otro pie en el suelo solo rodé un poco para salir de la cama, hacía frío. Tenía que tomarme el medicamento, de modo que tenía que desayunar, salí del cuarto y vi los platos sucios de la cena de anoche. De que me sirve lavarlos si mañana será lo mismo, estarán los mismos platos sucios, lo único que cambiará es el tipo de suciedad que hay en ellos. A veces varonitas de pan mezcladas con mermelada, o quizá un poco de la comida que sobró en la tarde; pero serán los mismos platos que tengo que lavar cada mañana una y otra vez. No encuentro nada decente para desayunar, hay un huevo, pan tostado y una rebanada de jamón. Puros medios desayunos. Pero tengo que desayunar algo para tomarme la pastilla, agarro un pan tostado y le pongo una mísera rebanada de jamón encima, eso será suficiente. Aún tengo hambre pero, ¿hacerme el huevo? Tendría que lavar el sartén o lo demás. Mejor prenderé el televisor, le cambio y le cambio, pero nada parece cambiar, los mismos programas de siempre, los mismos chistes usados una y otra vez, películas dobladas o de antaño que ya ni mi época refleja un gusto por ellas. Le pongo mute, agarro la computadora, tal vez está vez pueda escribir algo… abro Word… Y nada… Un chico caminaba por el museo de Louvre y admiraba las grandes pinturas de los grandes pintores, caminaba sobre la noche estrellada de Van Gogh brincando de una estrella a otra, se sentía tan manchado de colores encima que sintió como si le sangrara la oreja. Dalí como uso Dalí. Pasillo tras pasillo obra tras obra, ahí estaba el tiempo, se derretía, los pasillos se alargaban y ya era de cerrar y todavía no terminaba de pasar y ni siquiera deteniéndose a ver el detalle de las pinceladas o las pequeñas personas perfectas hechas de miniatura. Dali es un genio. No se formaría en esa fila interminable por ver a la Gioconda, el cuadro era tan pequeño que le pareció ridículo. ¿Qué otro pintor? ¿Picasso? Picasso le parecían recortes mal hechos de una revista y aventados al azar, mujeres deformes enseñando sus cuerpos, ¿quién pagaría por cogerse a una vieja de chichis cuadradas? Y en estos tiempos cuando es tan barato pagando 50 pesos de cover y una o dos cervezas. Dejo la computadora, no sé a dónde irá aquel chico del museo y realmente ha dejado de importarme. Tengo que lavar los trastes, él vendrá y no he hecho nada, ni siquiera he escrito algo como pretexto. ¿Qué he hecho? No vi la película del perro que hablaba, tampoco lavé los trastes, ni cociné ni escribí. Creo que sólo se me escurrió el tiempo en mi imaginación. Nadie creerá lo cansada que estoy de estar recorriendo un museo interminable para ver solo tres obras. Ya tengo hambre, tal vez nunca se me quitó ¿Qué hay? Nada, si no había un desayuno decente mucho menos una comida decente. Los patos se reían y el sonido de sus carcajadas me llegaban por la ventana, las palomas cucurruqueaban ese canto de enamoradas. Las espanto no quiero más huevos o quizá esta vez los haré de desayuno, el día es hermoso afuera, estoy en un cuarto piso, tengo que bajar cuatro largos pisos para llegar. Tal vez ahí el chico del museo despierte de un gran sueño, pero tengo hambre, la computadora tiene poca pila. Un papel como en los viejos tiempos, tengo hambre. Tal vez haga algo de comer, que hay carne molida aún es verdad. Sigue ahí congelada, tendré que esperar a que se descongele. ¿Cuánto tiempo? Si ya son las tres. Ya es hora de comer y tengo que tomarme la sig. pastilla. Saco la carne del congelador y me doy cuenta, aah ahí estaban las tortillas, mi hermano las guardó en el congelador ¿Qué comeré? haré el huevo, un solo huevo con un pan tostado para poder tomarme la pastilla. Listo ¿La carne se habrá descongelado? No sigue dura como piedra, bueno con que la pueda desprender de la charola será suficiente, el sartén hará el resto, ¿con qué? Un jitomate y una cebolla tal vez un poco de pimienta y sal. Listo. ¡Qué insípido!, pero es comida. Ya va a llegar él son las 7 de trabajar y ¿qué dirá?, no recogiste nada. Que la tele está prendida, no me gusta el sonido de la soledad me hace sentir sola. Me ha encontrado comiendo, ya tiene hambre y no preparé la cena. ¿Qué película viste? Ninguna ¿Qué comiste? Prácticamente nada ¿Qué recogiste? Mm nada. Así se me ha ido el tiempo y siempre el reloj me juega esa horrible broma de considerarme una inútil, de que ha servido que me esforzara tanto en levantarme. Me grita, le grito, ¿soy una inútil y una huevona? Él ni siquiera me deja dinero para comer. ¿Qué cree que estuve haciendo divirtiéndome? Nooo, no me dio tiempo para nada. Me enojo él se sienta a ver la televisión y me pongo a hacer la cena, ni siquiera me ayuda. Termino de comer y comienzo a hacer la cena. Come y se molesta todo está en desorden y ya no tiene calzones limpios para ir a trabajar mañana. Qué quiere, el tiempo me hace trampa. Mañana creo que me quedaré un poco más en la cama. De todos modos el tiempo hace lo que se le da la gana.
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