23 agosto 2008

desperdicio de sueños

Me había encontrado con la sorpresa de que mi zapato tenía una gran plasta de caca, mis años de veterinario me informaban que clase de animal había dejado esa huella en mi zapato; alcé una ramita que crujió de dolor cuando por descuido se atravezó en mi camino, y tomé una muestra con ella del intruso pestilente.
mm, tenía diarrea pensé, esa consistencia no era normal, debía haber comido algo que le hizo dáño.

Me di cuenta de algunos trocitos verdes no digeridos, envueltos con la masa, tratandose de ocultar de mis ojos, tuve entonces que dejarlos al descubierto con un remedio tactíl. Era una ebra vibrosa que se escabullía con el lubricante diarreico.

Cuando desperté de mi sueño aventurezco con ese peculiar animal, noté que en mi pensar había recorrido la casa de un lado a otro con huellas olorosas, pero con una imagen sumamente aterradora.

Estaba ahí mirandome infinitamente a lo largo y ancho de la casa, sentía que me hablaba, sus voces dispersas me gritaban, yo pisaba con cuidado entre ellas, pero entre más caminaba más se reproducían, estaba encerrada en mis propios pasos sin posibilidad de salida.

Me quité el zapato y lo aventé contra el espejo, salto en mil pedazos; era un virus que se reproducía con cualquiera de mis movimientos, me senté en un ricón, abrazando las rodillas y balanceandome para tratar de olvidar mi entorno, pero las voces me distraían y me hacían aritmico el balance.

el piso se desdobló en la hoja de papel de mi personaje aterrado, la hice bolita y la lancé al bote de basura más cercano,mi puntería había mejorado notablemente, pero el papel cayó fuera pues el bote estaba rebosado de errores.

Fui por una bolsa para echar todas las hojas desperdiciadas, pero empezó a crecer un árbol podrido en el bote, las hojas trituradas se elevaban retorcidas formando la carne podrida del árbol, la última de ellas que había caído en el suelo, se la había llevado Ringo, el causante del virus que me acosaba en mi casa.

17 agosto 2008

You cuchito

Las imagenes se disuelven en la pupila cuando preferimos tocar que sentir. Cuando había decidido sentir;llegó, con chispas de chocolate espolvoreadas por la cara, con una sonrisa que me contagió y se me quedó pegada en la alegría sin podermela (querermela) quitar.
Esa calle que llegaba a Yucuchito, apodó mis sentimientos y hospedó algunas que otras confusiones, derritió algunos glaciares y me debilitó el escudo que yo conservaba desde hace ya dos años.
El amor siempre lo describen con esas maripositas y cosquilleo en el estomago, pero casi siempre es patológico, lo necesitas, cumple tus espectativas y se acomoda en ese agujerito que te quedaba vacío en el cuerpo.
Después de dos largos años dedicandome a llenar cada poro de mi ser y saber que podía ser sólo yo, llegó él. Sé que estoy enamorada porque no tuvo que llenar ningún vacío, porque no lo necesito, porque sin él estoy completa y sin embargo, su compañia es más placentera que el chocolate amargo, es más divertida que los juegos mecánicos, es más entretenido que una mascota cariñosa y es más enviciable que un gran libro y con todo eso, esas maripositas me revolotean por todos lados, hasta con mi cabeza.
Qué es el amor entonces? Alguien que te saca del agujero en el que te encontrabas, con lágrimas en los ojos, desesperada y con las uñas desprendidas y encajadas en la pared de ese obscuro pozo.
o
Es aquel que cuando ya lograste salir, cuando ya pasó lo peor que por tu fuerza saliste del agujero donde te metiste y en la luz, ahí estaba, esperando por ti.

Los escudos que se construyen con el pasado nos llenan de dudas, sobre todo cuando todo parece tan rosa. Mis escudos se van debilitando y me estoy dejando llevar por un río fresco de agua dulce.
El que no arriesga no gana y yo he decidido echarme el clavado.
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