13 octubre 2013

Chica Fácil

Caí en la cuenta que no sé si soy una chica fácil, o una chica que sabe lo que quiere y no se anda con rodeos, o simplemente una romántica. Fácil: No le doy vueltas, me gusta el sexo, el buen sexo, no siempre es garantía, pero... a veces se les nota, el que ha tenido sexo con muchas, normalmente se sabe defender. Repito, no siempre es garantía. Soy su mejor carnada, porque soy una fácil, no le doy vueltas. No sólo no me hago del rogar, sino que busco la acción. Sé lo que quiero? Sí, no me voy a la cama con cualquiera y no soy una rogona, tengo mis tácticas. Me gusta el hombre que cuando entra a algún lugar tiene tanta presencia que no hay forma de evitar robarse la mitad de las miradas, que tenga tanta seguridad, que sepa buscar lo que quiere y lo obtenga. Me gusta que sea yo lo que busquen. Y me gusta ser el primer premio. Porque yo también obtengo lo que quiero. Romántica: Cómo ya lo dije, me gusta el sexo, pero más me gusta hacer el amor. Soy una enamorada, una vez que encuentro a un hombre así... tiene que haber química, mucha, si no hay química no hay buen sexo. Pero si hay un buen sexo, me gusta repetir platillo. Y aunque al principio me como primero el postre, me gusta también el plato fuerte, porque yo soy de gustos más salados que dulces. Me interesa conocerlo, me interesa involucrarme en su vida y viceversa. Y me gusta esperar su mensaje deseando verme. Qué soy? No lo sé, lo que sí sé es que siempre me fijo en los cabrones, en los hombres que saben echarse un buen acostón y pasar página y es ahí que yo por más que me chupo el dedo, las páginas se quedan pegadas y no avanzo. Mi corazón siempre termina deseando más, mientras que tengo el celular lleno de mensajes de hombres fallidos a quienes me gusta aceptarles una comida, y que para ellos seré la más difícil, desapegada y caprichosa. Yo sé que en el fondo nunca obtengo lo que quiero, y me la paso haciendo casting esperando al hombre que se quede.

04 septiembre 2013

Reflexiones de una noche lluviosa

En la obscuridad de mi habitación, mientras las gotas de lluvia se estrellaban en mi ventana, me sentí tan sola y vacía que el sonido de mi celular anunciando mensajes y recuerdos me parecían tan diminutos como la indiferencia que sentía por ellos. Y que me hace reflexionar en que un hombre soltero pueda tener mil fotos con chicas y ser alabado por su audacia para conquistar. Y una mujer tenga que borrar mil fotos y cuidar su imagen de soltera antes de poder pasar a ser una golfa que cualquiera se la pueda tirar; y que no importa si los galanes son para codiciarse, pues que los hombres juzgan a las mujeres y las mujeres a los hombres, y al hombre le gusta ser el único y a la mujer le gusta competir con ser la mejor. Que los cuentos de hadas en que la mujer es rescatada, está sacado de una ilusión, que la mujer no necesita ser rescatada cuando se comporta tratando de ser la salvadora, y creyendo que con ella el hombre será bueno, porque estará tan enamorado que no tendrá deseos de buscar. Así pues me dolió, que no importa la percha cuando los miras a los ojos y no brilla nada. Que sí el traje está decorado de una piel antojable, de bolsillos pesados, de atenciones deliciosas o conversaciones inteligentes. Que no importa cuánto te esfuerces por sentir algo por la criatura que desborda la intención de llamar tu atención. No importa. No brilla. Me dolió saber lo que siento y actuar como actúo y que no puedo hacer nada cuando no brillan aunque husmeen en mi retina y escarben con la mirada un tesoro, que sólo hay una mirada perdida en una sonrisa dibujada a la fuerza. Esparcir repelente cuando me venga en gana y echar un anzuelo y una disculpa tierna para obtener la atención que parecía ya indignada. Y con el mismo entusiasmo deseo brillar y por más que trato ahí está esa mirada perdida y esa sonrisa dibujada mirándome a mí. Y me duele más que a los demás, porque yo sé lo que se siente mirar así. Nada. Y ese saber de guardar una esperanza o una ilusión que sé con dolorosa certeza que sólo está en la imaginación.

01 septiembre 2013

Moraleja?

Nunca me ha gustado que los escritores de moralejas me tengan que explicar su sabiduría después de haber leído todo el cuento. Así qué dejo mi cuento y espero que cada quien escoja la moraleja que le parezca más adecuada, o incluso proponer nuevas, eso me encantaría. Fue uno de esos días en que las cobijas debieron aferrarse al contorno de mi cuerpo y no dejarme escapar, con la seguridad de que mi día bajo sus abrazos debía ser mejor que las circunstancias me habían hecho vivir. Cabizbaja decidí que la arena bajo mis pies y el sonido del mar podría calmar la tormenta que me revolvía el estómago entre bilis y ácidos. Cuando llegué al mar pude observar que mi día había cambiado al ver una gran moneda de oro flotando sobre el mar. Me arriesgué, me desnudé y me aventé por ella siendo iluminada sólo por su brillo. Pero entre más me acercaba, más se alejaba y la costa cada vez la dejaba más lejos. Tenía que conseguir esa gigantesca moneda que era lo único que podría salvar mi día. Mis brazos entumecidos no guardaron fuerzas para el regreso. Mientras me hundía miré hacia arriba antes de que la sal me quemara las retinas. Y ahí estaba, alto en el cielo, orgullosa de sí, mi moneda. Moraleja? Si. 1.- No nades por las noches en el mar. 2.- No nades hasta cansarte, siempre guarda un poco de fuerza por si tienes que volver a empezar. 3.- Cuando todo parece ir mal, es porque no estas viendo las cosas adecuadamente. 4.- Nunca trates de conseguir algo cuando estés deprimido, seguramente no podrás ver las situaciones objetivamente. La verdad es que mi favorita es la primera.

08 julio 2013

4ta dimensión

Me desperté, sin tener ganas de levantarme sabía que si cerraba los ojos podría volverme a dormir y tener sueños alucinantes a la mitad de la realidad, abriría los ojos con fastidio y un latido en la cabeza me estaría acompañando a lo largo de la mañana, ya lo había hecho antes, de modo que con mucho esfuerzo puse un pie abajo. Sin llegar a levantarme puse el otro pie en el suelo solo rodé un poco para salir de la cama, hacía frío. Tenía que tomarme el medicamento, de modo que tenía que desayunar, salí del cuarto y vi los platos sucios de la cena de anoche. De que me sirve lavarlos si mañana será lo mismo, estarán los mismos platos sucios, lo único que cambiará es el tipo de suciedad que hay en ellos. A veces varonitas de pan mezcladas con mermelada, o quizá un poco de la comida que sobró en la tarde; pero serán los mismos platos que tengo que lavar cada mañana una y otra vez. No encuentro nada decente para desayunar, hay un huevo, pan tostado y una rebanada de jamón. Puros medios desayunos. Pero tengo que desayunar algo para tomarme la pastilla, agarro un pan tostado y le pongo una mísera rebanada de jamón encima, eso será suficiente. Aún tengo hambre pero, ¿hacerme el huevo? Tendría que lavar el sartén o lo demás. Mejor prenderé el televisor, le cambio y le cambio, pero nada parece cambiar, los mismos programas de siempre, los mismos chistes usados una y otra vez, películas dobladas o de antaño que ya ni mi época refleja un gusto por ellas. Le pongo mute, agarro la computadora, tal vez está vez pueda escribir algo… abro Word… Y nada… Un chico caminaba por el museo de Louvre y admiraba las grandes pinturas de los grandes pintores, caminaba sobre la noche estrellada de Van Gogh brincando de una estrella a otra, se sentía tan manchado de colores encima que sintió como si le sangrara la oreja. Dalí como uso Dalí. Pasillo tras pasillo obra tras obra, ahí estaba el tiempo, se derretía, los pasillos se alargaban y ya era de cerrar y todavía no terminaba de pasar y ni siquiera deteniéndose a ver el detalle de las pinceladas o las pequeñas personas perfectas hechas de miniatura. Dali es un genio. No se formaría en esa fila interminable por ver a la Gioconda, el cuadro era tan pequeño que le pareció ridículo. ¿Qué otro pintor? ¿Picasso? Picasso le parecían recortes mal hechos de una revista y aventados al azar, mujeres deformes enseñando sus cuerpos, ¿quién pagaría por cogerse a una vieja de chichis cuadradas? Y en estos tiempos cuando es tan barato pagando 50 pesos de cover y una o dos cervezas. Dejo la computadora, no sé a dónde irá aquel chico del museo y realmente ha dejado de importarme. Tengo que lavar los trastes, él vendrá y no he hecho nada, ni siquiera he escrito algo como pretexto. ¿Qué he hecho? No vi la película del perro que hablaba, tampoco lavé los trastes, ni cociné ni escribí. Creo que sólo se me escurrió el tiempo en mi imaginación. Nadie creerá lo cansada que estoy de estar recorriendo un museo interminable para ver solo tres obras. Ya tengo hambre, tal vez nunca se me quitó ¿Qué hay? Nada, si no había un desayuno decente mucho menos una comida decente. Los patos se reían y el sonido de sus carcajadas me llegaban por la ventana, las palomas cucurruqueaban ese canto de enamoradas. Las espanto no quiero más huevos o quizá esta vez los haré de desayuno, el día es hermoso afuera, estoy en un cuarto piso, tengo que bajar cuatro largos pisos para llegar. Tal vez ahí el chico del museo despierte de un gran sueño, pero tengo hambre, la computadora tiene poca pila. Un papel como en los viejos tiempos, tengo hambre. Tal vez haga algo de comer, que hay carne molida aún es verdad. Sigue ahí congelada, tendré que esperar a que se descongele. ¿Cuánto tiempo? Si ya son las tres. Ya es hora de comer y tengo que tomarme la sig. pastilla. Saco la carne del congelador y me doy cuenta, aah ahí estaban las tortillas, mi hermano las guardó en el congelador ¿Qué comeré? haré el huevo, un solo huevo con un pan tostado para poder tomarme la pastilla. Listo ¿La carne se habrá descongelado? No sigue dura como piedra, bueno con que la pueda desprender de la charola será suficiente, el sartén hará el resto, ¿con qué? Un jitomate y una cebolla tal vez un poco de pimienta y sal. Listo. ¡Qué insípido!, pero es comida. Ya va a llegar él son las 7 de trabajar y ¿qué dirá?, no recogiste nada. Que la tele está prendida, no me gusta el sonido de la soledad me hace sentir sola. Me ha encontrado comiendo, ya tiene hambre y no preparé la cena. ¿Qué película viste? Ninguna ¿Qué comiste? Prácticamente nada ¿Qué recogiste? Mm nada. Así se me ha ido el tiempo y siempre el reloj me juega esa horrible broma de considerarme una inútil, de que ha servido que me esforzara tanto en levantarme. Me grita, le grito, ¿soy una inútil y una huevona? Él ni siquiera me deja dinero para comer. ¿Qué cree que estuve haciendo divirtiéndome? Nooo, no me dio tiempo para nada. Me enojo él se sienta a ver la televisión y me pongo a hacer la cena, ni siquiera me ayuda. Termino de comer y comienzo a hacer la cena. Come y se molesta todo está en desorden y ya no tiene calzones limpios para ir a trabajar mañana. Qué quiere, el tiempo me hace trampa. Mañana creo que me quedaré un poco más en la cama. De todos modos el tiempo hace lo que se le da la gana.

21 mayo 2013

El hombre perfecto.

Te soñé tan perfecto, con ojos color de mar, dónde podía perderme en esa profunda inmensidad, sumergirme en ellos y refrescarme con su intensidad. Con esa obscuridad bajo tus parpados, de tantos desvelos, que reflejaban tu lucha en la vida. Te soñé con los labios carnosos tan rojos que parecía que si los besaba iban a sangrar, entre abiertos que parecía que siempre tenías algo que decir, pero tan prudente para cerrarlos para saber escuchar. Así con tu piel apiñonada, con tu barba de candado despeinada, con tus brazos que sabía que me sostendrían si la vida me golpeaba y necesitaba ayuda para no caer; con las piernas como pilares salvajes que correrían para alcanzarme por muy lejos que estuviera. Que tus manos siempre me harían sentir una caricia y que tu mirada siempre fuera sólo la mía la que buscara. Te soñé y te soñé con la sinceridad que desbordaba por tu cuerpo y me hacía sentir segura aunque a veces me congelara. Con los pies en la tierra que me dieran un ancla para saber a donde regresar cuando volara. Y ahí estabas cuando desperté, soñando en ese hombre ideal, utópico, que se perdía en esa mirada de la que no se alejaría jamás. Mientras despertaba el mesero me preguntaba por la cuenta y yo me di cuenta que soñaba el sueño de alguien más. Ahí estaba yo deseando el hombre perfecto de alguien más. Yo no podía perderme en unos ojos, yo necesitaba que me iluminaran con un parpadeo, que luchara sus batallas mientras luchaba las mías, y a lo lejos mirar un destello. Que sus labios siempre supieran que decir, y no sólo quisieran decir algo. No necesitaba unos brazos que me sostuvieran ni unas piernas que me alcanzaran y mucho menos un cuerpo seguro. No necesitaba un ancla porque yo quería seguir volando y aterrizar en otro lado. Pero sobre todo no quería esa mirada sobre mí. Porque dejaría de ver el mundo. Necesito ese hombre inalcanzable que nunca será mio, amarlo cuando lo necesite y que me ame a su vez, pero siempre que esté tan lejos de mí que no tenga que cambiar su camino ni yo el mio. Que me disfrute plenamente cuando este cerca y que disfrute a alguien más cuando me haya ido. Extrañarlo y recordar con suspiros su encuentro. Quiero un hombre que no puedo tener y necesito uno que no deseo.

26 enero 2013

Y que me encuentro sola. Después de muchas lágrimas, después de luchar por segundas y terceras oportunidades, después de todo lo logrado, me doy cuenta que todo se fue a la basura. Depende de que una persona sea lo suficientemente inteligente para darse cuenta del bien y el mal? O será que si hay amor, debe ser natural. Yo sólo quiero a alguien que me ame, pero no quiero que sólo lo diga. Yo sólo quiero a alguien con quien compartir mi vida y que él comparta la suya conmigo, pero que no sólo lo diga. Yo sólo quiero que cuando nos tomemos las manos, envejezcan juntas sin soltarse. y que no sólo lo diga. Quisiera encontrarme a alguien que no sea un cabrón. Quisiera tener a alguien al menos con los huevos de decirme que Adiós antes de engañarme. O acaso así son todos los hombres o de plano tengo muy mala suerte. O seré yo que los encuentra así. O seré yo que algo en mí los hace engañarme y después volver con un anillo cuando yo ya he dejado de sentir. Quisiera que alguien me merezca y merecerlo. Y así me quedo sola una vez más después de 4 años a la basura.
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