21 mayo 2013

El hombre perfecto.

Te soñé tan perfecto, con ojos color de mar, dónde podía perderme en esa profunda inmensidad, sumergirme en ellos y refrescarme con su intensidad. Con esa obscuridad bajo tus parpados, de tantos desvelos, que reflejaban tu lucha en la vida. Te soñé con los labios carnosos tan rojos que parecía que si los besaba iban a sangrar, entre abiertos que parecía que siempre tenías algo que decir, pero tan prudente para cerrarlos para saber escuchar. Así con tu piel apiñonada, con tu barba de candado despeinada, con tus brazos que sabía que me sostendrían si la vida me golpeaba y necesitaba ayuda para no caer; con las piernas como pilares salvajes que correrían para alcanzarme por muy lejos que estuviera. Que tus manos siempre me harían sentir una caricia y que tu mirada siempre fuera sólo la mía la que buscara. Te soñé y te soñé con la sinceridad que desbordaba por tu cuerpo y me hacía sentir segura aunque a veces me congelara. Con los pies en la tierra que me dieran un ancla para saber a donde regresar cuando volara. Y ahí estabas cuando desperté, soñando en ese hombre ideal, utópico, que se perdía en esa mirada de la que no se alejaría jamás. Mientras despertaba el mesero me preguntaba por la cuenta y yo me di cuenta que soñaba el sueño de alguien más. Ahí estaba yo deseando el hombre perfecto de alguien más. Yo no podía perderme en unos ojos, yo necesitaba que me iluminaran con un parpadeo, que luchara sus batallas mientras luchaba las mías, y a lo lejos mirar un destello. Que sus labios siempre supieran que decir, y no sólo quisieran decir algo. No necesitaba unos brazos que me sostuvieran ni unas piernas que me alcanzaran y mucho menos un cuerpo seguro. No necesitaba un ancla porque yo quería seguir volando y aterrizar en otro lado. Pero sobre todo no quería esa mirada sobre mí. Porque dejaría de ver el mundo. Necesito ese hombre inalcanzable que nunca será mio, amarlo cuando lo necesite y que me ame a su vez, pero siempre que esté tan lejos de mí que no tenga que cambiar su camino ni yo el mio. Que me disfrute plenamente cuando este cerca y que disfrute a alguien más cuando me haya ido. Extrañarlo y recordar con suspiros su encuentro. Quiero un hombre que no puedo tener y necesito uno que no deseo.

No hay comentarios.:

Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NoDerivs 2.5 License.