29 mayo 2009

El ciclo de la vida


Nací de las tuberías de la tierra, casi transparente, podía ver a través de mí a todas mis compañeras que salíamos corriendo a la luz, nos gusta mecernos y estar muy pegaditas todas juntas, parecemos que somos una sola, pero somos millones en un espacio pequeño.
Jugueteaba con todas dejándome llevar en la corriente, a veces dejaba mi cuerpo voluptuoso descansar igual que las demás en la superficie; pero cuando sentía que el sol me quería llevar, me zambullía con el pretexto de alguna piedra que me hacía revolcarme.

Algunas compañeras eran llevadas por el sol, otras brincaban a la roca y esperaban que llegaran otras a empujarlas si no podían resbalarse por la roca antes de que el sol otra vez hiciera de las suyas.
Yo iba muy feliz cuando de pronto un hombre, de esos de cobertura bronceada, que el sol no les hacía nada, invencible me pareció, quemado pero no llevado, y siguieron cayendo, no era uno, dos, tres, cuatro, 5 de ellos invadían nuestro territorio.

Algunas de nosotras jugaban con ellos y se dejaban aventar por todos lados, se veía muy divertido; probé suerte, y me acerqué, volé por los aires una y otra vez. Hasta que esperando ser lanzada una vez más un grito de lo más aterrador los asustó y salieron corriendo. Yo desgraciadamente me quedé pegada, traté de resbalar, pero era muy pequeña a pesar del viento que sentía hacer su esfuerzo.

El sol me jaló, no pude agarrarme y me elevé, muchos muchos kilómetros.
No era tan malo, el panorama era precioso, eramos parte de algo que desde abajo se veía blanco, siempre pensé que eran mis hermanas muertas, y renacían cuando caían.

Era hermoso el juego que hacía el sol cuando salía mientras algunas renacían, se dibujaba en todo el cielo un arco de colores que todos abajo lo admiraban; hice un equipo con mis compañeras y reuní a otras para que hicieran lo mismo, nos habíamos vuelto pesadas y grises a punto de caer.

Yo estaba atinándole al río donde nací, quería volver.
Nos aventamos, todas por sin ningún lado, nos llenábamos de algunos intrusos en el aire, y nos manchaban la pureza transparente de nuestros cuerpos.

Yo caí en un colchón muy húmedo, parecía una vibora a la vez, me escurrí sin detenerme por un tubo, obscuro, pasé por tantas cosas, ácido, cadaveres, me pinté de colores, el rojo me quedaba muy bien, el amarillo como que no me gustaba, me recordaba al sol.

Pero me expulsaron de esa cueva, caí con mis amigas amarillas y apestosas en un torrente de compañeras que estaban disfrazadas de pureza; un gran remolino nos arrastro a otro tubo, caímos en una viscosidad ansiosa, algunas de mis compañeras estaban tan sucias que se iban al fondo por el peso, yo corría, con un color más bien café.

Llegúe a un río que parecía de tierra pero con un olor demasiado fuerte y feo para serlo, me detuve en una piedra con mucho esfuerzo, y dejé que el sol me salvara, me limpió y me llevó.
Esta vez calcularía mejor mi caída.

26 mayo 2009

El que no cree, no se enferma

Tenía un trabajo con poca paga y mucha chinga, pero al menos me servía para ahorrar poco a poco, de cualquier manera no había mucho que escoger, la crisis nos estaba afectando a todos, escuchaba que corrían gente de varios lugares, yo me dispuse a echarle más ganas entregar las ordenes con presteza y con una sonrisa al cliente y a mi jefe alternativamente; todos nos aferrabamos a nuestros trabajos con las uñas, si veían una parde arañada ya sabías que había un empleado menos.

Déspues cómo si fuera poco, llegó la influenza, menos trabajo había, llegaba uno que otro con tapabocas y con una sonrisa misteriosa, me lo imaginaba cuando se le levantaban los cachetes.

Un día llegí un niño, pequeño y muy juguetón e inquieto, escuchaba a los padres... Influenza... puros inventos del gobierno... pero si son ya varios países.. puros inventos de la globalización. Los tres venían sin tapabocas, muy despreocupados. Ya que no había muchos clientes en estas epocas y me habían dejado una excelente propina; me acerqué al niño, me quité el cubreboca obligatorio y le obsequié una paleta. El niño estornudó.

Al dóa siguiente fui a trabajar, y al siguiente, y al siguiente, al 4to día por mucho esfuerzo que hice por levantarme, mi cabeza no me dejó, mi temperatura era altísima, sin contar en las pesadillas de la noche, pasar saliva me dolía. Me sentía como deprimido, sin fuerzas sin ganas de hacer nada.

Por responsabilidad me fui a un centro de salud, vivía solo, el cuarto de a un lado no se había podido rentar y dado mi tiradero, nadie quería compartir conmigo.

Llegué, rapidamente me atendieron, me pusieron en una cama a un lado de muchas más, me entubaron, me sacaron sangre, me dieron una pastilla y me abandonaron, le hablé a mi padre, a mi madre, a mis hermanos.. nadie llegó aunque pensé que alguien me visitaría pues su preocupación al otro lado del teléfono se les notaba.

Mi novia llegó, con un tapaboca, y a gran distancia, decía que me amaba, o eso entendía pues el trapo en la boca y la distancia distorcionaban sus palabras... me visitó por tres días, yo me sentía cada vez peor, ella seguía visitándome, pero el tercero se quedó por más tiempo, yo me dormí no pude resistir el cansanció, cuando deperté ella no estaba.

ASí como llegó se fue, me sentía de maravilla, ya no tenía tubos en mis brazos, me levanté y fui a mi apartamento, los vecinos no me saludaban, regresé al trabajo y ya tenían suplente, traté de hablar con mi jefe pero me ignoraba, enojado, le tiré la bandeja a mi suplente y me fui sin dejar marca en la pared.

Fui a visitar a mis padres, pero no estaban y habían dejado un moño negro en la puerta, alguien habría muerto, seguro mi tía chonita que hacía tiempo que estaba enferma, yo siempre pensé que sólo era hipocondriaca.

De inmediato me fui al panteón, pregunté de algún entierro, y llegué, ahí estaba toda mi familia, mi mamá inconsolable, mi padre parecía una varita a punto de quebrarse pero que se mantenía en pie; pero que circo, ni que la quisieran tanto a esa tía.

Me acerqué les hice señas pero no me veían, solo veían la tumba, me asomé lo más que pude y ahí estaba yo, me caí de espaldas, me resbalé y caí sobre el ataúd, cerraron la puerta.. Auxilio!! ¡no ven que me caí? por más que le pegaba al ataúd no me oían. escuche los cerrojos y la tierra, estaba aterrado, muerto de miedo.

Traté de escapar como en la película de kill bill, no lo logré, rasque y rasque, y con el tiempo aflojo, pasaron varios años para que pusiera un pie afuera, hasta que vi mi nombre en la lapida comprendí.

La influenza no existe, es un invento del gobierno y de la globalización, porque yo me morí del susto al ver mi replica en el ataúd.

18 mayo 2009

gotas de lluvia perfumada


otro día más de trabajo, los olores se esparcían en diminutas gotas, psst psst, parecía que me llamaban, pero yo quería huir, era inevitable, si no vendía no comía.
Tomé mi envase de vidrio, agarré algunos secantes y distribuí un poco de liquido en pequeñas gotas espolvoreadas.
- Buenas tardes desea conocer el nuevo perfume?...permítame regalarle una muestra... busca algún regalo?, déjeme recomendarle.... pase por aquí... tenemos buenos precios y promociones...
Harta de la misma perorata y ningún cliente, por si fuera poco, 16 vendedoras con sueldo por comisión.
Perras, muchas, casi todas, hambrientas, familias que mantener, madres solteras, espsoso huevones, y muchos hijos.
Pero yo siempre al frente, ¿hombres?, siempre firme, levantando el busto, metiendo la panza y sacando las nalgas.
Mujeres? a usted le queda... se ve que viste a la moda... que guapa se ve usted sólo le falta el perfume de moda...

- Un cliente!!! a él.
Este no me lo ganan. aaaaah!!
Falsa alarma el cliente sólo iba a ver, ni que fuera museo.
Las manos atascadas del mismo olor, terminaba por no oler nada, que rico huele pasaban los transeútes que no se atrevían a cruzar la linea de entrada a la tienda, idiotas si no huele a nada, solo son gotas perfumadas que se impregnan en sus bellos nasales y se evaporan con el calor de la exhalación.

- Señorita, ¿me permite oler el perfume que promociona?
-Por supuesto señor yo lo atiendo.
- Me dijo a mi no te preocupes lo atenderé yo.

Un empujón me hizo chocar contra el estante de perfumes que eran mi competencia, Perra, pues veremos quién ladra más a la proxima, me lo quitó.
viene gente algún otro tendrá que llegar.

A mi lado ladraba había regresado, doblando su ticket de venta, lo convenció y ni siquiera olió el mío, clientes estúpidos de mentes moldeables.

- Mira el nuevo perfume, quiero olerlo.

Espolvoré un poco de gotitas que flotaban por la linea de la tienda, ella se ponía frente a mí tratando de ganar el cliente, que culpa tengo yo de que su perfume sea tan feo y me busquen a mí, tendré que defender la publicidad de mi perfume que ya mucho se gastó para que los clientes como robots se acercaran a olerlo.

Se acercaba... más y más. yo imponía mi lugar, le mostraba el secante.
-Señorita permitame mostrarle el clásico...
frente a mí y de espaldas, mejor no puede ser, escuchaba como le ladraba a mi cliente, señorita guau... le va a encantar guau gua... guau permitame llevarla.

Yo no ladro muerdo, le he pegado la mordida más fuerte que pude darle.

Auuu, auuu, chillo como la perra que era.

Escupi el pedazo de tela que me había llevado, en la distracción de su dolor lleve a la señorita a la caja con mi perfume mientras le mostraba el olor - no hay nada más nuevo... ni más barato. le cobran porfavor en caja.
Ella sin decir palabra, con el secante en la mano, tomó su cartera y pago enmudecida, no le iba a dar la oportunidad a que rechazara esta oportunidad, sería un éxito con sus amigas.

Vi a la perra apenas ladrar aullando, me estaba acusando con la supervisora, su boca escupía gotas de saliva olorosas de tacos de carnitas. algúno que otro trozo debía saltar de sus muelas, molido e ínfimo.

Venían hacía mí, la perra ya no traía la cola entre las patas, ahora enseñaba los dientes la muy cobarde. me hice a un lado y muy cuidadosamente rompi tres de los perfumes del estante donde anteriormente me había empujado.

- Supervisora, que bueno que vino, fíjese que ella al tratar de robarme un cliente me empujo contra el estante y se rompieron unas muestras y uno de los vidrios se le enterró en el hombro. ¿Estás bien? Ya ves lo que pasa por querer quitarme el cliente? Pero fíjese que aún así con la mordida, hum, digo con el vidrio que parece que le dejó una mordida, me quitó al cliente.

- Pero eso no es cierto- Tómate un descanso y no te olvides de venir a trabajar con muchas ganas porque tienes que reponer con tu sueldo las muestras.

- Pero...- Porque no pueden ser compañeras y ayudarse en lugar de pelearse
- lo mismo digo, si me lo hubiera pedido se lo hubiera dado- pero com,o me empujó hasta se cortó.

Los pies me dolían, sentía que las botas de cuero negro hacían sudar mis pies y esa sensación de tenerlos calientes, las gotas seguían cayendo psst psst el reloj seguía avanzando clic clic, y mis pies seguían ardiendo.

El último minuto repiqueteo con más fuerza en mis ojos y sin dudarlo ladré con todas mis fuerzas. - Ya es hora- Me zumbaba el mosquito que se había quedado en mi oreja que había nacido en mi grito.

Salí corriendo, me faltaba mi rutina de ejercicios de todos los días y la limpieza de mi hogar, seguramente olía a ausencia, ese olor insoportable tenía que lavarlo hasta que no quedara ni un rincón olvidado.

02 mayo 2009

oportunidad

Un día me desperté, descubrí que tenía una novela en mi cabeza, ¿Cómo se había metido ahí? y como la sacaba? probe con doctores, pero me dijeron que no veían nada, estúpidos si yo podía leerla tan clarita como si la tuviera en mis manos.
Tal vez podría sacarle fotos, me saqué varios encefalogramas, pero no se veía, malditos aparatos de que sirven si no sacan todo lo que uno tiene en la cabeza.
La leía y la leía en mi cabeza, pero se iba desgastano
cada vez que la leía se veía más borrosa, me empecé a preocupar.
¿Que debía hacer? sabía que la obra era grandiosa, un completo éxito.
Pero no tenía idea de como sacarla.
Poco a poco se desvaneció y solo me quedé recordando el título.
Poco tiempo después la olvidé, mi cabeza guardó el titulo en uno de esos archivos poco inservibles y empolvados, que uno no utiliza sólo en ocasiones de calentura y delirios.
En una de mis multiples idas a la libreria, mientras pasaba mis dedos por las diferentes texturas y sentía la suavidad o áspereza de las letras, fue cuando algo me hizo abrir los ojos, era un niño con su paleta pegajosa embadurnando todas las portadas que pasaban por ahí, al tratar de proteger un libro para que no fuera manchado más.
Le quité la paleta, el niño lloró, la madre corrió.
se hizo un escandalo, los sacaron a los dos, limpiaron las pastas, y yo tomé con cariño el libro salvado.
Era él
me quemó las manos cuando lo toqué, lo solté asustada, se calló y se doblaron algunas paginas, me sacaron a la fuerza a mi también.
yo traté de llegar al libro. quería abrirlo, saber que decía, o recordar lo que decía.
Desde ese incidente lo busqué, era un libro que había salido hace dos días, calientito como el pan, pasaba de mano en mano.
osea que esa obra estuvo en mi cabeza antes que en ese libro, pero como no se me ocurrió copiarlo, las oportunidades solo llegan una vez.
y no están afuera, no tocan tu puerta, están adentro.
Cada vez que tengas una idea, lucha por ella antes de que se te olvide, puede ser una gran oportunidad que estás dejando pasar.
Acuerdate que los grandes proyectos empezaron con una pequeña idea.
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