14 abril 2008

¿Tu quién eres?

Chicos, creo que estoy deprimida. Así les dijo cuando de pronto puso sus manos en el rostro y se puso a llorar.
Los demás hace tiempo que la habían notado cambiada, estaba amargada, todo le parecía mal, no quería jugar a nada y siempre se iba temprano a casa, cada vez salía menos y se encerraba más en su cuarto; muchas veces fueron a buscarla a su casa, pero siempre la encontraban dormida o recién levantada no importa que hora fuera; lo cual provocó sospechas entre ellos pues pensaron que estaba mintiendo y con excusas rechazaba salir.
A ella le gustaba escribir y no era raro que dos veces a la semana quizá se quedara en su casa todo el día frente a la computadora escribiendo, incluso en ocasiones cuando salía se llevaba un libro, para leer mientras los demás jugaban futbol. Decía que los gritos del juego le ayudaban a concentrarse en la lectura, siendo que en su casa siempre había silencio se desconcentraba con facilidad con sus propios pensamientos.
Notaron que estaba cada vez más cambiada, sonreía poco y las bromas ya no le resultaban tan divertidas; no toleraba cualquier tipo de crítica hacia ella aunque sólo fuera para bromear, se irritaba con facilidad.
Sus amigos cada vez la hacían más a un lado y la buscaban menos.
Después de un mes de ausencia, sin llamadas, sin visitas, sin salidas, nada. Ella apareció, con su vestido rojo y sus botas negras, estaba maquillada como siempre, nunca perdía el glamour. Los demás la vieron llegar extrañados y algo fastidiados por su presencia por los eventos anteriores.
Cuando ella se suelta a llorar con las manos en la cara se sienta en la acera esperando el consuelo que no llegó, sus amigos creían que sólo quería llamar la atención; pues ahora que la habían apartado le dieron una lección, para que dejara de ser mamona, y el llanto se lo merecía.
- Hay no mames, la depresión es psicológica, eso no existe; es una enfermedad de ricos. Tú nada mas piensa que no estás deprimida y ya.
- Sí, creo que tienes razón.
Se enjugó las lágrimas. y con una sonrisa apenas perceptible se levantó y los miró a todos.
- bueno chicos, creo que ya me voy. Los quiero mucho.
Se dio media vuelta y la vieron alejarse contoneando la cadera como siempre lo había hecho.
Ellos siguieron el juego. Cuando regresaron a sus casas notaron la presencia de una ambulancia en la casa de ella, sacaron una camilla. Su madre bañada en llanto corrió a subirse a la ambulancia siguiendo la camilla. Su padre encendió el auto para seguirlos. Por la urgencia del momento sus padres olvidaron cerrar la ventana de la casa.
Sus amigos consternados vieron la ventana abierta y pensaron lo mismo sin dudarlo; uno a uno después de que los vecinos chismosos se metieron a sus casas a hablar del asunto; se fueron adentrando a la casa.
Notaron gotas de sangre por todos lados. Las siguieron y llegaron al baño, estaba la tina llena, colorada. Todos quedaron paralizados ante tal imagen.
Cerraron la ventana y salieron por la puerta. Nadie dijo nada, en silencio regresaron cada uno a su casa.
En la casa de ellos había llegado una carta de ella en un sobre cerrado en dónde decía el nombre de cada quien respectivamente. La carta decía así.
"En las profundidades del mar estaba una concha que se quejaba todo el tiempo de todo, parecía que le pesaba la vida, el agua se le hacía muy salada o muy dulce, que si se estaba llenando de algas, que si esto, que si lo otro. Tenía una amiga, una concha que ya le resultaba insoportable su lamento, ya no era la misma concha alegre de antes, ahora todo le resultaba cansado y monótono, no podía entender como es que se quejaba de su vida teniendo tanto colorido a su alrededor con la suavidad de las corrientes de agua que la acariciaban en todo momento; si la vida era tan alegre, cuál entonces era el propósito de tratar de llamar la atención con amargura. Un pez que pasaba por ahí se acercó a la concha feliz y le pidió comprensión. - Para ti la vida es alegre porque no tienes nada que hacer más que disfrutar de vivir, pero ella se queja porque tiene que cargar y alimentar dentro de sí una perla. Ella sufre pero tiene algo valioso que cuidar en su interior tu eres alegre, pero no tienes nada".
Su amiga nunca salió del hospital más que con un acta de defunción.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

la vida es como un cubo de mierda, depende de nosotros no meter el pie, pero es imposible no revolcarse


besitos

DaViD CaNo dijo...

El flow emo inunda la red y yo sigo con mi rostro tapado por el absurdo flequillo...

Caiguar dijo...

¿Y quién habló de emos? ¿Tu contexto es tan abrumador que cualquier situación te llevará a recordar tal circunstancia?

Dan Campos dijo...

La perspectiva de la vida es increiblemente personal e increiblemente incomprensible.

Algunos dirán que es cuestión de actitud... y en parte es cierto. Las mismas razones que para algunos indican el no poder continuar, para otros es un simple reto que se debe confrontar o inclusive superar.

Hay veces que es tan sabroso hundirse en una depresión personal, pero bueno... la vida al final es un chiste de humor negro. Hay quienes se ofenden con ella y hay quienes no podemos evitar sino reirnos.

Borrego dijo...

Hola





Tengo Hambre

Leticia Zárate dijo...

¡Dios mío! Me has cimbrado hasta el tuétano!!

La verdad es que esos "amigos" que pintas con tus palabras, estan presentes en la vida cotidiana, se reflejan en la terrible falta de sensibilidad de la gente, en la vanalidad absurda de vivir al día ( en todos los sentidos ), en la parsimonia, en la indiferencia ante la evidente agonía de nuestro planeta.

Te mando un abrazo apretado, de esos que te dejan sentir el alma.

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