18 marzo 2008

En la habitación verde

Le gustaban mucho las pelotas, pero siempre las rompían cuando caía una nueva. La admiraba, la rodeaba y sin tocarla se quedaba mirandola hasta el cansancio, los colores vivos y la silueta le recordaban el sol al medio dìa, astro que admiraba todos los dìas.

Su amo siempre le prohibia acercarse a las pelotas, cuando lo hizo por primera vez, se asustó mucho cuando vio que la pelota se iba arrugando y adelgazando, como si el proceso de enevejecimiento aumentara rápidamente como le había sucedido a su amo con el paso del tiempo. Cuando fue creado su amo era rechonchito con una piel lisita y blanca, pero con el tiempo, se fue arrugando su piel y a adelgazar como la pelota; se había dado cuenta que a lo mejor su amo no viviría mucho, y se asustó.
Pero nunca dejó de admirar las pelotas, a pesar de estar encerrado en el patio,algunas cuantas veces tenía la oportunidad de ver alguna pelota, afortunadamente, los sobrinos del nuevo amo se descuidaban y con la emoción de la pasión del futbol, hacían lo que todo mexicano debe saber hacer por defecto natural. Volar la pelota.

No tenía ningún quehacer en su modo de vivir, le había dado compañia a su amo desde que fue creado, hasta después de dos infartos en la vejez, cambió de dueño; su vida ya no era la misma, ahora vivía encerrado en el patio como si fuera la mascota-capricho de un bebe. Olvidado
Se despertaba con los primeros rayos del sol y dormía cuando la sombra cubría todo espacio, lo seguía con la mirada hasta que se quedaba ciego, despuès guardaba toda la luz que habia podido acaparar y se dormía con su calor abrazandola lo más fuerte que podía.

Los días nublados eran un martirio para él, se aburría y desesperaba pero nunca dejaba de ver el cielo, sucedió que un día, notando que estaba nublado decidió voltear al suelo, cuando por un segundo, una nube condecendiente dejò escapar un pequeño rayo, eso hubiera valido la pena, el día hubiera estado completo; por eso de entonces en adelante no importa si el cielo sea de lo más negro, tiene la esperanza de que algun arcoíris nacería en el cielo.

Él fue el primero en su especie, por eso siempre necesitaba de la ayuda que su amo le brindaba para recibir el alimento diario. Los nuevos modelos eran auttosuficientes, pero él era una reliquia de la naturaleza modificada, por ser un ejemplo base para las nuevas generaciones.

Le gustaba ser así, sencillo, sentía que todavía tenía un poco de vegetal; los nuevos modelos estaban tan humanizados que sentía que habían perdido la escencia; pero èl vivìa acompañado de algunos cuantos cactus de humana alevosía que reventaban las pelotas que llegaban a caer en sus manos, él siempre trató de protegerlas, pero no podía tocar las pelotas, porque sus manos afiladas por el descuido de su cuidado, penetraban el plastico blando reventandolas sutilmente, con un ligero silbido, se iba escapando hasta dejarlas marchitas. le recordaba el segundo infarto de su primer amo, cuando dejó soltar un silbido antes de que los ojos se opacaran. así que lo más que podía hacer era abrazarla como abrazaba el sol, con los petalos reposando sobre la superficie de la pelota.

En la casa ya había algunos modelos de sombra paseando por la sala, otros tantos de resolana se asomaban por la ventana, pero se asustaban si abrian la puerta del patio. èl estaba rodeado de cactus molestos que siempre mataban sus pelotas por puro placer.

Siempre lo llamaban ella, no entendían la diferencia los humanos, èl era un girasol, no era una flor. Cuando algunas señoras con la taza de cafè admiraban su hermosura les gustaba cambiarle el genero.
Pero sabía que en esta nueva generación de naturaleza humanizada, se extinguirían al igual que ellos, o estarían en desventaja cuando ellos se extinguieran, sabía que cuando no se tiene cuidado, la naturaleza se filtra por donde puede, èl la había visto llegar al patio, y florecer, también había visto a los humanos con horror, arrancarlas de raíz llamandole hierba mala. aunque a mi no me lo parecía, pero morían.
Yo no podía morir, sabía que seguía siendo planta y me confundiría con mis hermanas naturales cuando decidieran revelarse; las otras, aunque disfrutan de los cuidados de los humanos, sé que algún día recibiran lo que merecen por ser tan sumisas, cuando ellos deberían de halagarnos a nosotras.
Yo estoy enamorada del girasol, pero soy un nuevo modelo caprichoso que saliò defectuoso, o eso dicen los humanos, que todavía no logran quitarnos la envidia a las rosas.
Pero creo que somos las que màs entendemos a los humanos.

4 comentarios:

Miss B. dijo...

¿me invitas a esa, tu habitación verde amiga?

Anónimo dijo...

no hay nadie que entienda a los humanos

besitos

Borrego dijo...

Yo tampoco entiendo a los humanos, pero sigo poniéndoles atención.

* dijo...

pensé que sería la historia de un perro, me acordpe del mío y me conmoví... pero me gustó el resultado :)


saluditos!!

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