No lo podemos evitar, sólo somos especiales porque alguien fija su atención en alguna de nosotras, tenemos muchas hermanas y tan parecidas unas de otras que es difícil que alguien nos note.
Nacemos enrolladas y a diferencia de los humanos entre más verde es nuestro color, más sanas y nuevas estamos. Cuando somos viejos tenemos que estarnos aferrando a los brazos de la casa por cualquier brisa, porque se corre el riesgo de caer.
Al principio cuando somos jóvenes nos mecemos, reímos y cantamos mil sinfonías con el viento. Cuando somos viejos esperamos el último viaje, el que nos hace volar lejos y ser diferentes, conocer otros mundos, es el último viaje pero es el mejor y entre más fuerte sople el viento más alto y más lejos volamos. Al caer nos gusta que alguien se acomode entre nosotras para poder crujir con nuestros huesos y seguir cantando.
Yo no podré crujir nunca por última vez, pues para mi desgracia, he caído en un balcón de un viejito loco que me ha pegado en la ventana y me ha puesto un altar, porque según él, tengo una virgen en la panza.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
9 comentarios:
El otoño es mi estación favorita del año... con que hermosas letras te refieres a él, a sus colores y matices. Y qué lindo viejito debe ser aquel del que hablas, sí que está un tanto chifaldo...
tiempo de sueños, anhelos, alegrías que son tristezas y cultivo-mentes
besotes
cachetitos de manzana, me encantaría postearte en tu blog, pero no tienes la opción, ¿por qué?
muchas gracias por tu post, espero verte por aqui y espero me veas por allá.
besos
Ahhhhhhh la imaginación del viejito, pero más la tuya al ver todo esto...
Besos y excelente fin de semana
Já, el destino es impredecible, asi seas quien seas.
Y Blanche sí tiene para comentarios, se me hace raro que no lo encuentres.
Saludos =)
he estado algo alejado de la tecnologia, pero juro que no es por gusto propio..
que bueno que sigues posteando, asi cuando tengo chance puedo leer algo interesante
a veces hay que respirar profundo, cerrar los ojos y olvidar la vida.
nunca sabemos lo que traemos dentro, hasta que nos meten a un altar, y ya no podemos ejercitar ese don, o simplemente presumirlo por ahí.
saludos
Publicar un comentario