tanto allá como aquí, sigue lloviendo

Hoy llueve, las gotitas se estrellan contra mi cristal, me han seguido hasta mi casa y en su afán de seguirme, se estrellan contra mi ventana, las veo chocar y escurrirse, mirandome, encajando sus uñitas mientras se resbalan sin remedio.
En la ciudad, cuando la contaminación es caracteristica del oxigeno, las gotas caen sobre la piel y uno las seca con la ropa esperando no sea demasiado tarde.
Pero la buena compañía hace disfrutar las gotas acidas más gordas, cuando en lugar de caer de peso, caen ligeras y refrescantes.
Conocí una gotita de lluvia que me refresco en su visita, una gotita que no conocía, pero había cruzado algunas miradas, extrañas sin importancia.
Me he sorprendido de mi desidia a conocer personas por mi miedo a después tenerlas que desaparecer. hubiera disfrutado tanto la grata compañía de sol mientras la gotita me salpicaba con sus ideas, con sus conversaciones y sus aventuras.
Pequeño niño artillero, viajero; capaz de ver más allá de la simple idea de pasar información dictada. capaz de arriesgarse por lo que cree valioso y la inteligencia sufuciente para aún no ser tocado más que por rasguños de sus hermanos caídos.
Pequeña gotita que le gusta nadar en el la inmensidad del mar y perderse jugando con las corrientes.
Así pues, mientras llueve yo recuerdo su compañia y me refresco aunque haga frío pues es caluroso el recuerdo.