
Chocolate!! fue lo primero que pensé, esto era obra de chocolate.
Tenía los ojos muy abiertos, viendo todo sin ver nada, tenía comezón en los brazos y los añarazos pintados de blanco se le quedaban al menos 5 minutos mas de lo normal.
Fue a ver a la Fresa, aunque a veces también le decían papa como si se hubiera atragantado. Se gustaban. Ella sonreía acompañando su gesto con la cadera desajustada y un pie al aire apenas disimulando apoyarse y mordía algún mechón de cabello mientras se balanceaba guardando el equilibrio.
Chocolate con los ojos muy abiertos y la sonrisa diseñada con sus blancos, muy blancos dientes, parecía una pintura de lienzo negro con ojos y sonrisa en la obscuridad.
Yo los veía coquetear todos los días frente al restaurante.
Ella era muy blanca y se apretaba los labios colorados, cada vez que él le tomaba la mano, ella cambiaba de color a un rojo intenso que hasta sus labios palidecían.
Él se derretía con cualquier mueca y parecía que quería echarsele encima cada vez que sonreía.
Así nació el postre favorito de la clientela, fresas bañadas de chocolate y con un poco de imaginación podrán saber de donde salió ese pequeño chisguete de chantilly.
Tras la firma del acuerdo para comprar el terreno para expandir el negocio; chocolate!, fue lo primero que pensé... Mientras ponía los muñequitos hasta arriba del pastel de fresa con cubierta de chocolate ahora acompañado de cafe.