
Pero yo nunca, nunca lo imaginé; no te esperaba, ni sentada ni parada; no te contemplaba ni en los sueños ni mis realidades imaginadas. Ahí estoy contemplándote de frente y agachando la cabeza; esos ojos brillaban iluminando la carretera, mis pasitos pequeños, pequeños, caminaron hacia ti, pero tu venías con rapidez; no te esperaba, no esperaba que me envolverías entre olor a gasolina y neumáticos quemados, pero aquí estoy contemplándote con las piernas débiles de la impresión y mi rostro blanco por falta de sangre, miraba tus placas ADD- 45 71, mientras la multitud se apretujaba para contemplarnos.